El obispo: “El trabajo no es una mercancía”

Un momento de reflexión y oración centrado en el tema del trabajo, Con vistas al 1 de mayo, presidido por Mons. Pierantonio Pavanello, se celebró ayer en la sede del Calzaturificio Callegari, en Via Combattenti Alliati d’Europa, promovido por la comisión diocesana para la pastoral social y laboral de la ACLI de Rovigo.

“Nuestra Iglesia diocesana, con motivo de la fiesta del 1 de mayo – dijo el obispo – expresa cercanía a todos los trabajadores, animándoles a mantener vivo el sentido de participación. En efecto, sólo así será posible afirmar la dignidad del trabajo y su contribución al bien común de toda nuestra sociedad”. Monseñor Pavanello subrayó a continuación que “este año, con motivo del Día del Trabajo, Los obispos italianos proponen reflexionar sobre el tema de la relación entre participación y democracia.. Es un tema que nos lleva al corazón de la crisis que aflige a nuestra sociedad y su estructura democrática. Existe un vínculo estrecho, en particular, entre participación, trabajo y democracia.”

“La participación de los trabajadores en la gestión de las empresas es un tema querido por la doctrina social de la Iglesia y también está presente en la Constitución. De hecho, la participación está estrechamente ligada a la dignidad del trabajo: el trabajo, de hecho, no es una mercancía, sino una colaboración en una obra común por el bien de la sociedad. El Magisterio social de la Iglesia enseña que el trabajo es ya en sí mismo una cualificación para participar en la propiedad de los medios de producción y en su gestión. No sólo la doctrina social de la Iglesia, sino también la Constitución italiana reconocen el valor de la participación de los trabajadores”.

El obispo destacó luego cómo “la participación de los trabajadores en las empresas no es sólo el vector del desarrollo económico, sino también un medio para lograr el progreso social, objetivo necesario para la realización de la democracia”. Junto a la democracia “política”, que consiste en la participación de los ciudadanos en la elección de las personas y las direcciones del gobierno estatal, De hecho, también existe una “democracia del trabajo” igualmente importante.. La participación y la democracia implican un entorno de trabajo en el que los trabajadores puedan tener un papel activo y no ser meros peones en un juego cuyas reglas definidas por otros no se comprenden plenamente. Por este motivo es necesario crear esos ‘órganos intermedios’ de los que habla la Doctrina Social de la Iglesia, que den representación a los trabajadores y sean capaces de interactuar con las empresas y los poderes públicos”.

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