Faenza, en el distrito A, cuatro amigos y socios abren «Moscone» donde se comen piadinas y berros

Ricardo Isola En la “orilla” del Lamone hay un Moscone. Sin embargo, no se trata del molesto insecto volador que atormenta los calurosos días de verano, sino de un nuevo proyecto enogastronómico, sabroso y divertido, equilibrado entre slow y fast food al estilo romañolo, que se centra íntegramente en algunos símbolos indiscutibles de la zona: piadina y berros.
Gian Maria Manuzzi, Carlo Zauli, Matteo Fantinelli y Fabrizio Bagnara, cuatro amigos históricos y animadores de la vida nocturna y de las sabrosas ofertas de la ciudad, han decidido subirse a la ola, no la que azotó a Faenza en mayo de 2023, sino la del gusto. . Lo hicieron creando un contenedor que contenía principalmente. Sin embargo, lo concibieron, pensaron y moldearon, sobre todo, precisamente en uno de los barrios más afectados por los acontecimientos de hace un año, el Distrito A, a lo largo de las evocadoras y antiguas Murallas Mittarelli. Aquí, como escribieron los propios creadores en el lema «Moscone», querían dar una respuesta de “salvamento”. Un cuaderno de piadinas y berros artesanales, nacido de masas tradicionales elaboradas por el “Chef del texto” Leonardo Marabini y de los consejos de un chef del calibre de Pier Giorgio Parini, todo ello combinado con rellenos y recetas contemporáneas. Una respuesta a una carencia gastronómica que empezaba a sentirse en la ciudad.
«Moscone es ante todo un viaje a la Romaña de la hospitalidad y del entretenimiento – comenta uno de los creadores, Gian Maria Manuzzi – que quiere llevar la Riviera del boom de los años 90 del siglo pasado al corazón del interior. Un Moscone que es símbolo y representación de una filosofía 100% Made in Romagna y que pretende satisfacer el paladar y el alma de quienes quieren venganza tras la difícil situación que azota la zona. Y es precisamente en esta parte del “talón regional”, la que más se asoma al Adriático, donde se encuentra el verdadero valor añadido de la oferta eno-cervecera-gastronómica de este tramo representativo de la Riviera que un día fue y que ojalá vuelva al ser cobra vida. «Materias primas de alta calidad, desde embutidos y quesos hasta la limitada pero muy apreciada oferta de pescado, artesanía en la creación de la masa, que entre otras cosas pretende ser un punto medio entre la sutil interpretación de la Riviera y la mucho más En la gran actualidad y al sur de la Via Emilia, hay ofertas de mar y tierra siempre en sintonía con la estacionalidad, una carta de vinos y cervezas cuyas referencias son estrictamente artesanales y de estilo romagna – explica Manuzzi – es el formato de la oferta que presentar al público. Queremos dar una señal de atención y cercanía a quienes cada día intentan cultivar, criar y construir calidad auténtica, genuina, saludable y por tanto sabrosa. Una idea que navega desde el pasado hacia las aguas tormentosas e irascibles del presente, siempre con una sonrisa en los labios. Sólo intentamos transformarlo, unirlo y acercarlo a través de la sabia conciencia de nuestros medios. Basta pensar – prosigue uno de los miembros – que las verduras utilizadas en los rellenos proceden de una pequeña pero al mismo tiempo gran excelencia que abrió, también en Faenza, hace unas semanas: Ca’ di Viazadur».
Moscone no es sólo algo para comer, sino también y sobre todo para compartir. Por este motivo Manuzzi recuerda que «queremos dar una respuesta, de 11 a 22 horas durante la semana, que se convierte en las 23 horas el fin de semana, a ese hambre repentina, a ese deseo incontenible de un crujido a la romaña, a todos los que se encuentran en el Mar tormentoso de hambre repentina. Moscone, de hecho, no es casualidad que rescate el pan plano. Ese ancla al que agarrarte cuando quieres algo bueno, rápido y sobre todo auténtico declara la guerra.” En cuanto a la ubicación, verdaderamente agradable por su “puesta en lugar” arquitectónica y decorativa, se caracteriza por la presencia de sombrillas, reproducciones de las legendarias cabañas de playa y una torre de vigilancia para el socorrista romañolo presente en el jardín. De hecho, parece que estamos catapultados a la costa del Adriático entre Rimini y Cesenatico, verdaderamente en los años 90. Una joya entonces es la que se sirve en los baños. Una genialidad que no puede faltar por su atrevida, memorable y divertida caracterización “discoteca”. Sin embargo, todos tienen vistas, aunque relativamente no cerca, de Lamone.…
También existe un plan paralelo al placer de la gula. «Durante el verano y las buenas estaciones – concluye Manuzzi – también tenemos en mente acoger y organizar, en el jardín-playa del recinto, una serie de eventos, iniciativas y momentos de convivencia capaces de traer y vivir la despreocupación para todos, la alegría, las ganas de compartir y la diversión, que en Faenza, en el Distrito A y sobre todo en esta zona de la ciudad, parecen faltar desde hace tiempo. Hay una gran necesidad, de forma transversal e intergeneracional, y tratamos de ofrecerlo como siempre lo hemos hecho. Queríamos intentarlo y esperamos poder confirmar el éxito del proyecto también en el futuro”.

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