La residencia del barón Gamba, del siglo XX, se convierte en el escenario de un viaje iniciático que se extiende de abajo hacia arriba, a lo largo de las tres plantas del edificio.
Sophie-Anne Herin vuelve a explorar temas complejos a través de un viaje introspectivo lleno de contaminaciones entre fotografía e instalación. Entre el perro y el lobo, o entre la luz del día y la oscuridad de la noche, se desenredan los hilos de un tiempo suspendido, lleno de imágenes inquietantes que beben de un sustrato de arquetipos.
Es el momento del crepúsculo, donde las fronteras se desmaterializan. El fotógrafo encontró en Envers el símbolo mismo del cruce de esta frontera geográfica y mítica. Se llama así a la vertiente sombreada de la montaña, rica en bosques, que no recibe la luz del sol durante los largos meses de invierno.
El primer piso del Castillo de Gamba está poblado de paisajes, animales y personas que provienen del propio Envers: cada imagen es una historia que emerge de la oscuridad gracias a un trabajo muy pictórico que juega con los contrastes de luz.
En el segundo piso caminamos por los caminos de la imaginación, el deseo y los sentidos, llegando a espacios siderales. Aquí admiramos galaxias, mapas y estelas luminiscentes, pequeñas luces nómadas, fluorescencia de luciérnagas captadas por el “tercer ojo” de la lente fotográfica. Criaturas nocturnas, vibrantes y efervescentes.
Más arriba accedemos al sueño, y a la rica actividad onírica que pertenece al autor.
Lugar: Castello Gamba – Museo de Arte Moderno y Contemporáneo del Valle de Aosta, Località Crêt-de-Breil
