Un jueves decididamente especial. Es el que vivieron los confirmandos de la diócesis de Foligno, que se encontraron con Mons. Domenico Sorrentino en la iglesia de San Giacomo. Un encuentro de preparación al sacramento de la Confirmación, en el que monseñor Sorrentino quiso abrazar a los niños, enviándoles importantes mensajes. La mañana fue inaugurada por el subcomisario de la comisaría de Foligno, Adriano Felici, que entregó el aceite producido por la asociación “Quarto-Savona 15″. El aceite procede de los olivos que se encuentran cerca del cruce de la autopista Capaci, plantados en memoria de quienes pagaron con la vida su compromiso contra la mafia. Un lugar con un fuerte valor simbólico, dado que en esa zona murieron a manos de la mafia los magistrados Giovanni Falcone y Francesca Morvillo, así como los tres agentes de escolta Vito Schifani, Antonio Montinaro y Rocco Dicillo. “Es un pequeño pero gran regalo – afirmó el subcomisario Felici a los candidatos a la confirmación -, que demuestra cómo el bien puede vencer al mal. Esas tierras, antes en posesión del mal, hoy hacen el bien.” El aceite donado por la policía estatal, consagrado durante la Misa Crismal, servirá también como crisma para las próximas confirmaciones.
El encuentro entre el obispo y los jóvenes se desarrolló entre muchas “Casas felices”, es decir, signos tangibles de la renovación pastoral que están llevando a cabo las diócesis de Foligno y Asís-Nocera Umbra-Gualdo Tadino. En las últimas semanas, las casas de cartón han sido enriquecidas y embellecidas dentro de cada parroquia, y luego todas juntas en las laderas del altar de San Giacomo. Luego se colocó otra creación en el centro de la “ciudad”: una iglesia transportada por algunos jóvenes.
“Al recibir la Confirmación – dijo el obispo a los confirmandos – elegiréis qué hacer, es decir, si continuar vuestra vida diciendo ‘sí’ a Jesús, que nos ama tanto que muere por nosotros y resucita para hacernos vivir una vida hermosa y feliz”. Luego, el prelado pidió a los niños que “abran sus corazones y sus hogares a Jesús”, encomendándole una tarea: regresar a casa haciendo la señal de la cruz en cada habitación, para aprovechar su amor.
Al finalizar la reunión, los candidatos a la confirmación recibieron el aceite para llevarlo a la parroquia. Cada grupo se presentó ante el obispo con un cartel que contenía el “resumen” del camino hacia la Confirmación. Antes de despedirse, el vicario episcopal de pastoral, don Giovanni Zampa, invitó a las distintas entidades a recuperar sus propias casas, para embellecerlas aún más de cara a la próxima cita con el obispo, la del sacramento de la Confirmación.
