¿Qué recomiendas leer a los estudiantes durante el verano? Aquí hay algunas recomendaciones de libros contemporáneos.

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En los últimos días hemos debatido los temas de los deberes para el verano y las dificultades que afrontan los tiempos contemporáneos en la escuela, con el resultado de que a los estudiantes que se gradúan les resultaría difícil orientarse en los entresijos del conflicto palestino-israelí, el conflicto ruso invasión de Ucrania o terrorismo internacional de diversos tipos, en caso de que el Ministerio decida centrarse en estas cuestiones.

Nos preguntamos aquí si las dos cosas –los deberes para el verano y el poco conocimiento del mundo contemporáneo y sus conflictos– no pueden de alguna manera cruzarse positivamente. Para los años venideros, por supuesto, ya es demasiado tarde.

Tomemos, por ejemplo, el caso de las lecturas de verano recomendadas a los niños por los profesores, ya sea de literatura o incluso de otras disciplinas. No es raro encontrar en la lista de libros recomendados novelas como “El difunto Mattia Pascal” o “La conciencia de Zenón”. Ahora bien, con el mayor respeto hacia Pirandello y Svevo, asignar estos títulos como lectura de verano a un chico de quince o dieciséis años ya poco acostumbrado a los libros impresos significa asestar el golpe final, cuyo recuerdo lo alejará para siempre de todo lo que Incluso vagamente se parece a la literatura.

Sin embargo, para que la lectura de un libro, además de ser placentera, pueda generar el deseo de profundizar en el tema tratado, sería necesario orientarnos -en nuestra opinión- hacia otros títulos. Aquí nos tomamos la libertad de sugerir una novela de Priscilla Morris, “Las mariposas de Sarajevo”, que como sugiere el título, está ambientada a principios de los años noventa, durante la guerra en Bosnia y Herzegovina, tras el desmoronamiento de la República Federal Socialista de Yugoslavia. Es la historia de una pintora y su familia abrumadas por la guerra. La explosión del nacionalismo ha hecho que hombres y mujeres que hasta hace unos días convivían pacíficamente se convirtieran de repente en enemigos. Un libro para recomendar a un niño como lectura de verano por varias razones: la historia es cautivadora, atrapante, la escritura es fácil de abordar pero no banal, la historia contada hace que quieras saber más. Quién sabe, por tanto, si tal lectura podría traer a la mente la necesidad de realizar investigaciones más profundas para comprender, aunque sea brevemente, lo que ocurrió en Bosnia hace treinta años.

Otro libro que se puede leer de una sola vez es “No me digas que tienes miedo” de Giuseppe Catozzella. Es la historia de Samia, una jovencísima deportista somalí que tiene un sueño: participar en los Juegos Olímpicos de Londres y ganar la medalla de oro. Pero para ello necesita formarse adecuadamente, necesita alimentarse adecuadamente y en Somalia una mujer vale menos que nada. Luego se embarca en el viaje que miles de hombres, mujeres y niños todavía hoy emprenden para encontrar una vida mejor. Es una historia real, Samia realmente existió y Catozzella logra encontrar el lenguaje y el estilo adecuados para involucrar al lector, incluso a un adolescente que no está acostumbrado a los libros. Incluso en este caso, quién sabe, la necesidad de saber más sobre los flujos migratorios procedentes de África, sobre las políticas de la Unión Europea para gestionar el fenómeno, etc., podría surgir de su lectura.

En definitiva, dos ejemplos de lecturas de verano que de alguna manera pueden convertirse en oportunidades para profundizar, profundizar o incluso simplemente generar emociones, entusiasmo y otras claves para comprender la realidad.


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