“Culpable de conspiración para obtener y difundir información sobre la defensa nacional”.
Pocas pero pesadas palabras para poner fin a un calvario judicial que duró 14 años. Julian Assange se declaró culpable ante la justicia estadounidense en el tribunal de Saipán, en las Islas Marianas del Norte, territorio estadounidense en el Océano Pacífico. La admisión del fundador de Wikileaks, de 52 años, fue parte del proceso de negociación de culpabilidad concedido por el presidente estadounidense Joe Biden, que le permitió partir hacia su Australia natal como un hombre libre. Assange no podrá regresar a Estados Unidos a menos que se le conceda permiso, anunció el Departamento de Justicia de Estados Unidos tras el acuerdo de declaración de culpabilidad y la liberación del fundador de WikiLeaks: “De acuerdo con el acuerdo de declaración de culpabilidad, Assange tiene prohibido regresar. a Estados Unidos sin autorización”, dijo el ministerio en un comunicado publicado mientras el australiano de 52 años se encontraba en un vuelo a Canberra.
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Traje oscuro, corbata ocre, pelo blanco peinado hacia atrás, según los periodistas presentes en la sala Assange estaba tranquilo y de buen humor. Después de declararse culpable, incluso bromeó con la jueza Ramona Manglona diciendo que estaba “esperando que quedara satisfecho el resultado de la audiencia”. Luego fue condenado a cinco años y dos meses, exactamente el tiempo que ya había pasado en una prisión de máxima seguridad cerca de Londres. Un ritual necesario pero formal, sobre todo desde que el australiano firmó el acuerdo de culpabilidad el 24 de junio en el Reino Unido, antes de subir a bordo del jet privado costeado con una recaudación de más de medio millón de dólares. “Lo leí detenidamente”, dijo sobre el acuerdo.
Y cuando el juez le preguntó qué había hecho para cometer el delito que se le imputa, Assange respondió: “Animé a mi fuente a proporcionar información clasificada para poder publicarla. Creo que la Primera Enmienda protege esa actividad…”. Por ello, el fundador de WikiLeaks no ha renunciado a quitarse una piedra del zapato, subrayando que, en su opinión, “la Primera Enmienda y la Ley de Espionaje se contradicen, pero admito que sería difícil ganar un caso así”. dadas todas estas circunstancias”.
La esposa Stella admitió que “no estaban seguros hasta las últimas 24 horas de que esto realmente estuviera sucediendo”. WikiLeaks anunció en X que Assange partirá hacia Australia en las próximas horas, añadiendo que el acuerdo de culpabilidad “nunca debería haber ocurrido”. El gobierno de Canberra, que había estado presionando a Washington durante meses para llegar a esta conclusión, afirmó que el caso “se ha prolongado demasiado”. El primer ministro Anthony Albanese calificó el acuerdo alcanzado entre la justicia estadounidense y Assange como “un acontecimiento bienvenido”.
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