Llueven elogios hacia las universidades italianas desde las universidades de países donde la democracia está más arraigada y abierta, como China, Afganistán, Irán, Turquía y Arabia Saudita, que siguen manteniendo relaciones con el mundo académico italiano, especialmente después de la valiente elección del Senados académicos de Turín y Pisa que reprimieron el comportamiento amenazador de un solo estudiante judío cómplice del genocidio.
Desde Kabul hicieron saber que ya se han previsto cursos comunes, y en presencia de los colectivos transfeministas de “Non una di meno” sobre el tema “La lapidación de las mujeres adúlteras”, y sobre “Cómo deben vestir los seres femeninos inferiores”. el burka mientras los hombres barbudos talibanes destruyen las estatuas de Buda”.
Las universidades chinas ya han presentado propuestas de colaboración con las italianas sobre el tema “Cómo liberar los territorios ocupados por los uigures: campos de concentración y el modelo del Tíbet, con monjes asesinados y monasterios devastados”.
La academia turca también participó y abrió cursos con la de Turín sobre “Los kurdos: cómo realizar una limpieza étnica”.
Intercambios culturales con Teherán sobre “La importancia de matar y colgar a las jóvenes inmorales que se niegan a llevar el velo”.
La propuesta de programa de la Academia de Arabia Saudita es muy específica y se centra en el tema: “La necesidad de destrozar literalmente a los opositores políticos que se han refugiado en una embajada en el extranjero”.
Los Senados académicos están evaluando las propuestas recibidas, pero sólo en presencia de un centenar de heroicos antisionistas que seguramente tendrán sus buenos argumentos para convencer incluso a los profesores más rebeldes: pero no será necesario, su docilidad ya ha sido puesta a prueba. Viva la autonomía de la Universidad.
