ROMA – “Lo que vi hoy en la Central del Foro Itálico es algo extraordinario y único. Nunca antes un tenista había interrumpido su entrenamiento, pues un nutrido grupo de niños y adolescentes comenzaron a animar a su ídolo. Lo intentaron, invitándolo a salir al margen para que les firmara autógrafos, para no quedarse con el arrepentimiento de no haberlo intentado”, afirma el entrenador Carmelo Arasi del Brolo y síndico del Fitp Messina que los acompañó.
Desde ayer y hasta el 19 de mayo la Capital se convertirá en escenario de uno de los torneos de tenis más importantes del mundo. Los grandes nombres empezarán a jugar a partir del fin de semana pero, con un poco de suerte, es posible que puedas ver sus entrenamientos en los campos principales, donde todavía se reúne una gran multitud de espectadores. Esto es lo que ocurrió ayer por la tarde en la Centrale, donde se encontraba el número uno del mundo, Novak Djokovic, para su sesión de entrenamiento.
Sin embargo, en un momento dado, el campeón serbio, siempre muy bromista, sociable y tranquilo, cuando no se juega algo importante en el campo, vio movimientos en la grada. Hubo algunos espectadores que lo llamaron porque se iban, los niños de las escuelas de tenis de Brolo y Rocca di Capri Leone, que debían regresar a Sicilia en autobús. En ese momento el campeón serbio se detuvo para entregarse a la afición como suele hacerse sólo al final del entrenamiento: autógrafos, fotos, sonrisas, bromas y todo lo demás con la pequeña afición presente.
