El regalo de Nadal al Madrid: “No estoy preparado pero estoy jugando: es la última vez”

Herido, lisiado, pero en el campo. Por orgullo y sobre todo por el pueblo. “He tenido la suerte de ser querido en todo el mundo – afirma Rafa Nadal – pero aquí en Madrid el apoyo que he recibido a lo largo de los años ha sido algo especial. Por eso mañana estará en el campo aunque yo no me encuentre bien. La semana me dio sensaciones positivas y otras no tanto. El servicio ha mejorado, otras cosas no. No estoy listo para jugar al 100%, pero sí para salir a la pista. Estoy aquí por última vez y significa mucho para mí poder estar en el campo mañana”. Rafa no llora, pero está conmovido, emocionado, transparente en su sufrimiento.

21 años de diferencia

Y así está servido este surrealista último baile de la leyenda Rafa Nadal, que mañana por la tarde en la pista central de la Caja Mágica se enfrentará a un chico americano 21 años menor que él, nacido en 2007, contra el nacido en 1986, Darwin Blanch. “No lo conozco mucho, no lo he visto jugar mucho. Espero disfrutarlo y competir al máximo, aunque sea un poco desconocido”. Aquí está disfrutarlo, ‘disfrutar’ según la mítica palabra en castellano. No es que Rafa pueda hacerlo mucho. Porque es un animal competitivo y no es realmente capaz, incluso con 38 años y con una serie de lesiones que ni siquiera un motociclista, de entrar al campo porque sí. No, él entra a ganar, siempre. “En un mundo ideal, mañana saldría al campo sin limitaciones, y en ese caso aceptaría la derrota sin problemas. Pero no es así. Desde mi mentalidad, mañana si no estuviéramos aquí en Madrid no jugaría, pero aquí entran en juego las emociones y me llevan a tomar la decisión de saltar al campo por motivos totalmente personales. Soy una persona competitiva, no lo ocultemos: juego para dar lo mejor de mí, y si me preguntas si estuve contento en aquel segundo set en Barcelona (contra De Miñaur, ndr.), la respuesta es no. En mi vida he sido feliz cuando podía esforzarme al máximo y ahora no puedo hacerlo”.

París en la balanza

Todavía. “Por eso no quiero engañar a nadie: veamos qué pasa en las próximas 3 semanas: el objetivo es llegar a París, pero si podemos, bueno, si no podemos, está bien. Digamos que si hoy estuviéramos en Roland Garros no saldría al campo mañana. En París sólo jugaré si me siento capaz de competir al máximo, de lo contrario no tiene sentido. También porque el mundo no termina ahí: están los Juegos Olímpicos y otras competiciones de diferentes formatos que son interesantes”. Sí, la vida continúa, pero para el guerrero Rafa este es un momento de gran sufrimiento. Pero como no está acostumbrado a esconderse, mañana ofrecerá su cuerpo torturado al público en el Manolo Santana. Contra un niño sano que podría ser su hijo. Aquí está Rafa Nadal: heroico, indomable y sentimental.

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