Hace dos años, el 3 de julio de 2022, el Marmoladala “Reina de los Dolomitas“, fue el escenario de una tragedia. A las 13.43 horas de un abrasador domingo de verano, un serac de Punta Roca se desprendió cayendo al valle y provocando la muerte de 11 personas y 9 heridos. La “cicatriz” que dejó el glaciar aún hoy es claramente visible, a pesar de la nieve que sigue cubriendo la zona.
El desprendimiento masivo, calificado como el peor ocurrido jamás en los Dolomitas, implicó aproximadamente 63.300 metros cúbicos de material que se desplazaban a una velocidad de entre 50 y 80 metros por segundo. La masa de hielo, equivalente a tres enormes edificios, arrastró rocas y escombros durante aproximadamente 2,2 kilómetros, devastando el recorrido de la “ruta normal” que conduce a Punta Penia, el pico más alto de los Dolomitas.
La gravedad del fenómeno fue informada en tiempo real por Carlo Budel, gerente del refugio Capanna Punta Penia, quien anunció a través de un mensaje de voz: “Un gigantesco trozo de glaciar se desprendió y arrasó con no sé cuántas personas“. Este evento, impredecible Según el juez de instrucción del Tribunal de Trento que cerró la investigación, ésta suscitó muchas preguntas y preocupaciones sobre el futuro de los glaciares y los efectos del cambio climático.
De hecho, se ha atribuido en gran medida el colapso al calentamiento global. Las temperaturas anómalas y el calor estival debilitaron la estructura del glaciar, provocando el desprendimiento del serac en el peor momento, cuando varios equipos de montañeros regresaban de la cumbre. La Marmolada, un glaciar agonizante, no pudo soportar las altas temperaturas, transformando una excursión de un día normal en una catástrofe.
Hoy, dos años después, el recuerdo de aquella tragedia sigue siendo imborrable. Los Dolomitas, símbolo de belleza natural y destino popular entre los amantes de la montaña, llevan las señales de un acontecimiento que no sólo afectó profundamente a las comunidades locales y al mundo de los montañeros, sino que también puso de relieve la fragilidad de nuestros ecosistemas ante los cambios climáticos. .
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