La madre de Noa Argamani, la ciudadana israelí que se convirtió en uno de los símbolos de los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre, durante la fiesta de Sucot, ha fallecido a la edad de 61 años. La mujer, que padecía una enfermedad terminal a causa de un tumor cerebral descubierto incluso antes del secuestro de su hija, había expresado una última petición: volver a ver a su hija de 26 años antes de que muriera. «Mi único deseo es abrazar a Noa antes de que no pueda más». Lo consiguió: el pasado 8 de junio, gracias a una operación de las FDI, Noa y otros tres rehenes fueron liberados. Durante la incursión en Nuseirat, un soldado israelí y decenas de ciudadanos palestinos perdieron la vida.
El hospital Icholov de Tel Aviv, donde fue internada Liora Argamani, afirmó que la mujer “pasó sus últimos días junto a su hija Noa y su familia”. lo informa Tiempos de Israel. La compañera de Noa no podía estar junto a ella, todavía prisionera de Hamás en la Franja de Gaza. Liora Argamani, de origen chino, luchó denodadamente por la liberación de su hija, que pasó ocho meses en prisión antes de ser liberada durante el bombardeo de Nuseirat. Una vez que regresó a Israel, Noa dijo: “Mi mayor preocupación durante el cautiverio fueron mis padres”, en referencia al cáncer terminal de su madre. “Es un gran privilegio poder estar a su lado”, añadió. El hospital, en su nota de hoy – 2 de julio – quiso transmitir “la petición de la familia de respetar su privacidad en este momento difícil”.
