Libros, en ‘Oro rosa’ la vida de los atletas que llevaron a Italia al podio olímpico – Revista Sbircia la Notizia

Libros, en ‘Oro rosa’ la vida de los atletas que llevaron a Italia al podio olímpico – Revista Sbircia la Notizia
Libros, en ‘Oro rosa’ la vida de los atletas que llevaron a Italia al podio olímpico – Revista Sbircia la Notizia

De Ondina Valla a Federica Pellegrini, Marco Lollobrigida ha recogido los testimonios de deportistas para quienes ser mujer o tener una determinada orientación sexual ha sido muchas veces un problema

Por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos, en París 2024 participará el mismo número de atletas femeninas que masculinos. El 26 de julio de este año representa una fecha que no debe olvidarse. El subdirector de Rai Sport, Marco Lollobrigida, explica los motivos en su libro ‘Rose Gold’. Las mujeres que llevaron a Italia a lo más alto del podio olímpico’ publicado por Rai Libri con un prólogo del presidente del CONI, Giovanni Malagò. En su libro Lollobrigida ha recogido las Historias, con ‘S’ mayúscula, de todas aquellas de las mujeres que se han distinguido en las distintas disciplinas deportivas y olímpicas y que han contribuido a la construcción de una página de modernidad y justicia en nuestro país. .

Desde Ondina Valla, campeona olímpica de los 80 metros con vallas y primera italiana en ganar una medalla de oro en Berlín en 1936, hasta Federica Pellegrini, la “divina” para los aficionados, que con su oro en los 200 metros libres en Pekín en 2008 hizo soñar a todos. El autor ha recogido los testimonios de estas mujeres y ha reconstruido sus historias personales, desde la infancia hasta los grandes objetivos, la maternidad y las elecciones políticas de cada una de ellas. Pasión y determinación: estos son los sentimientos que se alternan en una colección de pequeñas novelas corales que trazan las líneas de un camino común. Lollobrigida se hizo a un lado dando voz a la vida de estos deportistas sin emitir juicios, opiniones, sino sólo contar los hechos. Uno de los aspectos en los que se centró fue el de la orientación sexual, que resulta un problema cuando el foco, casi siempre sólo en lo que respecta a las mujeres, recae en la vida privada y no en las capacidades competitivas. Antonella Bellutti lo sabe bien, por citar uno. Vallista, corredora de atletismo y trineo, Bellutti ganó dos oros en ciclismo, primero en Atlanta en 1996 y luego en Sydney en 2000. De hecho, la atleta dijo al subdirector de Rai Sport que se sentía “discriminada por muchas cosas: porque era mujer, gay, vegana”.

Pero el prejuicio contra deportes considerados mayoritariamente masculinos también ha generado ‘algunas’ dificultades. Bien puede decir Paola Pezzo que, andando en su mountain bike, abrió las puertas al universo femenino de un deporte completamente masculino, incluso de manera trivial (pero no demasiado) a partir de la vestimenta: “Había pocas mujeres – leemos en ‘Oro rosa’ – Era un deporte chauvinista, hecho para hombres. Incluso la ropa era para hombres con esos mamelucos que eran adecuados para hombres, así que inventé una línea femenina que no perdía la feminidad, con el famoso escote, dorado. Monos plateados y de color. No sólo eso: corté toda la silla para que fuera más cómodo para las mujeres y ahora también son así para los hombres.

Pero no sólo la discriminación y la búsqueda de la igualdad; para los atletas los Juegos Olímpicos también pueden ser páginas de una historia que se entrelaza con la política y la violencia, como cuenta Antonella Ragno, ‘Lady Esgrima’ que ganó el oro en Munich 1972 poco antes de que ocurriera la masacre de Munich, una Olimpiada que pasó a la historia por al ataque palestino a algunos atletas judíos. “Los Juegos debían terminar ahí – explicó Antonella Ragno – el espíritu olímpico había sido destruido. Después de eso no tenía sentido competir. Vimos morir a aquellos muchachos que habían estado caminando con nosotros el día anterior. El ‘alto el fuego’ que siempre ha existido durante los Juegos ni siquiera fue respetado”.

Los Juegos Olímpicos, además de confirmar a los ganadores y satisfacer la inmensa satisfacción personal de los atletas después de cuatro años de durísimo entrenamiento, son sobre todo un símbolo. Son un símbolo político, cuando suceden hechos noticiosos que manchan su honor. Y se convierten en un símbolo cultural y social cuando una mujer gana cuatro meses después del embarazo. Como le sucedió a Valentina Vezzali, la reina italiana del florete, tres veces medallista de oro olímpica, que le dijo a Marco Lollobrigida: “Otros no deberían decidir si uno puede volver a la actividad competitiva (después de la baja por maternidad, ndr.); a pesar de haber ganado treinta kilos durante el embarazo, a pesar de que mi profesora había estado enferma […] He demostrado que después de cuatro meses se puede volver a ganar. Estoy orgullosa de mi tenacidad: gracias a mí, se introdujo una norma que congela la posición en el ranking y permite mantener la asignación en caso de embarazo. La protección de los deportistas en baja por maternidad se ha introducido en los principios fundamentales del CONI.”

Y, si la carrera puede afectar la maternidad de las mujeres, no se puede decir lo mismo de las ideas y creencias políticas. Como las de Valentina Rondini y Federica Cesarini que en vida remaron todo lo que pudieron, ganando juntas en Tokio 2020 en la doble regata de peso ligero. Fueron un verdadero ejemplo porque después de estos Juegos Olímpicos, “las inscripciones entre las mujeres aumentaron un treinta por ciento – explicó Rondini”, quien concluye: “Se habló más sobre el remo femenino. Es lindo sentir que se reconoce tu valor.”

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