Desde una perspectiva técnica, el hecho de que el viernes no se confirmara la ruptura de 2.335 dólares, convertida ahora en una fuerte resistencia, favorece a los operadores bajistas. Dicho esto, la falta de una mayor presión bajista justifica cierta cautela antes de posicionarse para cualquier movimiento de depreciación adicional, ya que los bajistas del metal amarillo primero tendrán que superar el nivel anual de 2.321,14 dólares. Una ruptura suave por encima del nivel antes mencionado permitiría que el precio del oro alcanzara el soporte clave de 2.300 dólares.
Por el contrario, como se anticipó, los alcistas primero tendrán que superar la dura resistencia de 2.335 dólares para sentar las bases de una continuación de la tendencia alcista, siendo el nivel anual de 2.361,77 dólares el primer objetivo alcista importante. Una ruptura suave por encima de este objetivo podría extender el repunte del metal amarillo, lo que podría desafiar el máximo de mediados de mayo en torno al nivel anual de 2.392,41 dólares.
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