El día de la derrota. El comité de Schmidt tenía caras largas y algunas lágrimas. Él: “Me quedaré en el Palazzo Vecchio”

El día de la derrota. El comité de Schmidt tenía caras largas y algunas lágrimas. Él: “Me quedaré en el Palazzo Vecchio”
El día de la derrota. El comité de Schmidt tenía caras largas y algunas lágrimas. Él: “Me quedaré en el Palazzo Vecchio”

por Antonio Passanese

FLORENCIA

Justo antes de que Eike Schmidt entre en el comité electoral de Viale Gramsci, el juego ha terminado. En la gran pantalla de la sala de conferencias se desplazan sin piedad los datos procedentes de las 360 secciones florentinas, coronando a Sara Funaro como nueva y primera alcaldesa de Florencia. Entre los pocos presentes -hay más periodistas que políticos- se escuchan los gritos silenciosos que suelen acompañar los momentos colectivos tristes. Algunas personas lloran, pero prácticamente todo el mundo tiene un nudo en la garganta. Expositores políticos (Maria Grazia Interno y Mario Razzanelli de Forza Italia, Alessandro Draghi de Fratelli d’Italia, Paolo Bambagioni y Massimo Sabatini de la lista de alcalde de Eike Schmidt), así como simples partidarios. Pegados a la pantalla, asisten a la sucesión de ese porcentaje que aleja cada vez más el sueño de la victoria y que en su alternancia tienen el efecto de dolorosas puñaladas. Alguien se niega educadamente a hacer declaraciones o, más simplemente, a expresar su estado de ánimo. Otros, sin embargo, se permiten comentarios estrechos: “¿Pero dónde están los líderes de Fdi, Fi y Lega? ¿Por qué no vinieron a apoyar a Eike? Nos quedamos solos…”, se les escapa a no pocos.

Luego, puntual como sólo un alemán puede serlo, he aquí que el protagonista de la jornada entra en la sala exactamente a las 16.30 horas, en medio del estruendoso aplauso de “su gente”. Eike Schmidt sonríe, y quizá también lo haga para disipar la tensión palpable, que se puede cortar con un cuchillo. Tiene el rostro sereno pero probado del luchador que lo gastó todo, pero que al final no pudo convertirse en el primer alcalde cívico y de derechas de la historia de Florencia. A su lado, como siempre ha ocurrido en esta larga campaña electoral, está su esposa -e historiadora del arte- Roberta Bartoli, que nunca lo pierde de vista, como si quisiera tranquilizarlo. Después de algunos abrazos y apretones de manos, Schmidt cede inmediatamente al aluvión de preguntas de los periodistas. Y él no se detiene.

“He visto a Sara Funaro esta mañana (ayer, ndr.) en la catedral de Florencia, nos saludamos como siempre, ya que de las estadísticas se desprende claramente que ella ganó esta votación”. Por lo que se sabe, los dos hablaron por la tarde, después de “perseguirse” durante toda la tarde, para un intercambio mutuo de buenos deseos y felicitaciones.

El ahora ex candidato de centroderecha (que retomará su puesto en el museo de Capodimonte tras unos días de descanso), asegura que estará allí en el Ayuntamiento, y “seré el líder de la oposición. Traeremos nuestras ideas al Salone de’ Dugento, nuestro programa. Soy centrista y seguiré comportándome como tal. Trabajaremos con determinación en los problemas de la seguridad y del verde. Y luego viene el golpe al Partido Demócrata: “Estamos extremadamente preocupados por los planes de los demócratas. El nuestro no es un punto de llegada sino un punto de partida para construir el camino que lleve al cambio”.

Volviendo a la cuestión de Capodimonte – el gobernador de Campania, Vincenzo De Luca, acusó ayer a Schmidt de haber ofendido a Nápoles al presentarse como candidato a Florencia, “prometiendo” no dejarle ni siquiera encontrar un asiento a su regreso a la ciudad – señaló el directamente implicado “El imperio del presidente no incluye el museo del que soy director”, y “el doble compromiso nunca me ha asustado. Siempre he trabajado para cuatro, no me preocupa”, afirma, confirmando una vez más su deseo de permanecer en el Palazzo Vecchio. Finalmente, examinando los datos que surgieron de las encuestas.

El nuevo concejal opositor Schmidt comenta, desterrando la tristeza y los malos pensamientos: “Hemos logrado un resultado excelente, no estamos decepcionados en absoluto. Es el mejor resultado desde 2009, cuando Giovanni Galli se enfrentó a Renzi”.

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