En el Estuardo napolitano, gana Elisabetta

La bonita Yende y Aigul Akhmetshina

DONIZETTI María Estuardo P. Yende, A. Akhmetshina, F. Demuro, C. Lepore, S. Vitale, C. Polese; Orquesta y Coro del Teatro di San Carlo, director Ricardo Frizza dirección Jetské Mijnssen escenas Ben Bauer disfraces Klaus Bruns luces Cor van den Brink

Nápoles, Teatro di San Carlo, 20 de mayo de 2024

El director Jetske Mijnssen pone en escena uno en el Teatro di San Carlo María Estuardo agradable de usar; Coproducida con la Ópera Nacional de Holanda y el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia, es la segunda parte de la trilogía Tudor de Donizetti que el director inauguró el año pasado con Ana Bolenay que aquí en Nápoles se completará en julio de 2025 con Roberto Devereux.

Se conoce el hilo narrativo que los une; en Ana Bolenauna joven Isabel presencia la ejecución de su madre y pierde su derecho al trono, en María Estuardo La reina Isabel I es la soberana reinante que choca con la depuesta reina escocesa, que es su rival por el trono inglés.

Esta producción se centra en particular en los aspectos psicológicos y humanos de los dos personajes centrales, más que en su conflicto político. Se destacan las emociones y enfrentamientos personales de las dos reinas; Elisabetta juega un papel fundamental desde la trama y la partitura, pero su personalidad se destaca aún más por las elecciones dramatúrgicas y sobre todo por la memorable actuación de la cantante que la interpreta.

Mijnssen nos muestra a ambas reinas atormentadas por su pasado: Isabel por su condición de hija ilegítima y María por la pérdida de tres coronas, y utiliza dobles y extras con movimientos coreografiados por Lillian Stillwell, para representar visualmente la agitación interna de las reinas. La escenografía sencilla pero elegante e impactante de Ben Bauer, el vestuario de Klaus Bruns y la iluminación evocadora de Cor van den Brink acentúan aún más la profundidad emocional de la narrativa. La ópera comienza sin la obertura, ya que conecta inmediatamente con el final de laAna Bolenacreando así una conexión directa y fluida entre ambas puestas en escena.

Pretty Yende debutó en el papel principal y realizó una actuación marcada por la brillantez vocal, aunque la dificultad de la escritura ejerció presión sobre el registro superior. Conocida por su tono de soprano ligero y ágil, Yende mostró cierta dificultad para transmitir la regia austeridad que requería el papel. La profunda intensidad emocional y la fuerte presencia dramática que se requiere de María a lo largo de la ópera resultan un desafío para ella, ya que no logra transmitir completamente la compleja profundidad psicológica de la mujer, particularmente en los momentos más intensos de la ópera.

Elizabeth, de Aigul Akhmetshina, actúa como contraste del carácter de su rival, ganando fácilmente la inevitable comparación. La mezzosoprano asume la mayor carga dramática en las interacciones con Yende, en las que se desvela la compleja relación entre ambas mujeres.

La extraordinaria interpretación de Akhmetshina se caracteriza por una calidad vocal que no sólo es técnicamente impecable, sino que logra transmitir la energía interior del personaje. Sus duetos con María son en realidad duelos apasionantes y describen una intensa lucha por el poder en un sentido antropológico-existencial más que político. El clímax del drama ocurre cuando María insulta a Isabel en un momento de feroz confrontación, llamándola “bastarda” e “hija impura de Bolena”. Este momento de la ópera, censurado en la época de Donizetti, se representa con fuerza en el escenario, para subrayar la intensa tensión entre las dos reinas.

Roberto, de Francesco Demuro, añade pasión y sufrimiento compartido a la lealtad del personaje; su timbre de tenor, casi elegante, es expresivo pero ligero, tanto es así que su voz naturalmente brillante y clara en algunos pasajes agitados revela el esfuerzo. El barítono Sergio Vitale convence en el papel de Guglielmo Cecil, mostrando un tono sólido y una musicalidad sincera, especialmente en el registro medio, cuando no está agobiado por pasajes excesivamente exigentes.

Talbot de Carlo Lepore es el personaje más convincente entre los coprotagonistas, ya que contribuye significativamente a la riqueza dramática y vocal de la ópera; con su voz de bajo sonora y con mucho cuerpo y su elegante aplomo, añade profundidad e intensidad a la interpretación. El reparto lo completa Chiara Polese, que da al personaje de Anna Kennedy un soplo cálido y empático.

El director Riccardo Frizza garantiza el equilibrio orquestal y la total usabilidad, desde duetos hasta grandes números corales. A diferencia de otras óperas de Donizetti, en María Estuardo las partes orquestales acompañan la historia y las voces sin ser nunca protagonistas, y Frizza es muy hábil para apoyar a los cantantes y al coro y realzar la narrativa, demostrando plena conciencia de las sutilezas de la partitura. Bajo su batuta, la orquesta ofrece una actuación bien calibrada, mereciendo su parte del cálido aplauso al final.

Lorenzo Fiorito

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