Reservado y reservado por las calles de Bari, expansivo y enérgico en el escenario de la Arena della Vittoria. Renato Zero siempre ha sido así: dos almas diferentes en un solo cuerpo, regresaron a la ciudad después de cuatro años de ausencia para dos conciertos del Autoritratto Tour. Casi tres horas de espectáculo, entre magia y poesía. Una voz y un carisma que no conoce fracasos. Cómplices de esta química, también en el centro del espectáculo, son los 19 elementos de la orquesta dirigida por Adriano Pennino. Zero canta, Bari grita a todo pulmón. Zero habla, Bari escucha en religioso silencio. La conexión con el público es casi sin precedentes, casi mística.
Giusy nos escribe: “En el concierto del viernes estuvo seguramente mi marido Filippo” loco por Renato “que se fue volando con sólo 25 años, allá por 1991. Un concierto maravilloso”. Rosy y Annamaria, madre e hija, nos cuentan hasta qué punto la cantautora romana fortalece su vínculo especial. Elvira, en cambio, viaja miles de kilómetros para Zero: eso la hace sentir más cercana a una espiritualidad difícil de encontrar en la vida cotidiana. Finalmente, Giuliano bromea sobre el espectáculo: sobre el encanto de los comediantes que sólo necesitan unas notas mágicas para seguir viviendo los mejores años de… ‘su’ vida.
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