Nuovo Giornale Nazionale – AVISO DE GARANTÍA AL GENERAL MORI EN SU CUMPLEAÑOS: SU DECLARACIÓN

Nuovo Giornale Nazionale – AVISO DE GARANTÍA AL GENERAL MORI EN SU CUMPLEAÑOS: SU DECLARACIÓN
Nuovo Giornale Nazionale – AVISO DE GARANTÍA AL GENERAL MORI EN SU CUMPLEAÑOS: SU DECLARACIÓN

El 21 de mayo de 2024, día en que cumplí 85 años, recibí de la Fiscalía de Florencia una notificación de investigación con una invitación a comparecer para ser interrogado como sospechoso de los delitos de masacre, asociación mafiosa y asociación con el objetivo de de terrorismo internacional y subversión del orden democrático porque “pese a tener la obligación legal, no impidió, mediante diligentes informes y/o denuncias a la autoridad judicial, o con la adopción de iniciativas autónomas de investigación y/o preventivas, las masacres de las que había sido advertido con numerosas antelación” y que se produjeron posteriormente en Florencia, Roma y Milán, así como el fallido atentado contra el estadio olímpico “aunque había sido informado, por primera vez en agosto de 1992, por el mariscal Roberto Tempesta, de la intención de la Cosa Nostra, transmitida por la fuente Paolo Bellini, de atacar el patrimonio histórico, artístico y monumental de la Nación y, en particular, Torre de Pisa” y, algún tiempo después, también por el arrepentido Angelo Siino “durante la entrevista de investigación celebrada en Carinola el 25 de junio de 1993, quien le había informado expresamente de que se producirían atentados en el Norte”.

Después de una violenta persecución judicial -realizada con la complicidad de ciertas informaciones y que duró 22 años- que me vio acusado en tres procesos, de los que siempre fui absuelto, creí que podía pasar en paz lo poco que me quedaba de vida. Pero debo señalar que, evidentemente, algunos investigadores siguen proponiendo otros teoremas, no satisfechos con cinco sentencias absolutorias ni con la reciente sentencia del Tribunal Supremo que, el pasado mes de abril, desautorizó radicalmente sus tesis, definiéndolas como interpretaciones historiográficas. Por este motivo, esos jueces del Tribunal Supremo fueron duramente criticados por la asamblea de luchadores antimafia ante la total indiferencia del CSM que, ante estos ataques violentos y vulgares, guardó silencio ante este plan que ha como único objetivo el de hacerme morir en el juicio. Son, como es fácil de entender para todos, acusaciones surrealistas y ridículas si todo esto no fuera dirigido a la picota moral que me veré obligado a sufrir quién sabe cuántos años más.

Basta pensar en la circunstancia de que en Palermo me juzgaron durante 11 años, acusado de haber “tratado” con la mafia y firmado un acuerdo con Bernardo Provenzano para detener las masacres. La sentencia de condena, en primera instancia a 12 años, luego anulada por el recurso de casación y el Tribunal de Casación, afirmaba que habría “exhortado” y, por tanto, instado a los jefes de la mafia a comunicar las condiciones para regresar a la situación de convivencia pacífica… que se había prolongado hasta la confirmación de las sentencias tras el resultado del “maxi juicio”, y, por tanto, para evitar cometer más masacres”. La sentencia de apelación, al absolverme, reconoció que mi conducta “tenía como objetivo primario y exclusivo el de evitar el riesgo de nuevas masacres” y que mi objetivo “efectivamente había sido poner fin a la actual escalada de violencia mafiosa que hizo que peligro de nuevas masacres y atentados más concretos y actuales, con los consiguientes daños en términos de destrucción, subversión del orden y la seguridad públicos y, sobre todo, de vidas humanas”. Para los jueces de Palermo me movía exclusivamente “los fines solidarios (la protección de la seguridad de la comunidad nacional) y la protección de un interés general y fundamental del Estado”, por lo que supone un giro de 360 ​​grados con respecto al teorema anterior.

Además, los hechos que se me imputan ya han sido ampliamente analizados durante los últimos 25 años por los tribunales competentes (incluido el florentino) y en los procesos en los que participé, sin que se haya impugnado nada contra mí, y mucho menos la propia delitos graves que ahora plantea la hipótesis de la Fiscalía de Florencia. Estoy profundamente disgustado por estas acusaciones que ofenden, incluso ante mi persona, a los magistrados serios con los que he trabajado provechosamente durante mi carrera en la lucha contra el terrorismo y la mafia, sobre todo Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Tal vez no se me pueda perdonar el no haber encontrado su trágico final.

Habiendo observado que el circo mediático ya se ha puesto en marcha, precediendo esta comunicación judicial con unos días de antelación, y como es demasiado banal predecir que la agresión mediática y judicial continuará con mayor virulencia, me parece acertado que sea yo, y no otros, quien informe a las instituciones y a la opinión pública. Después de eso enfrentaré y superaré esta enésima opresión. La instrucción preliminar estaba prevista para el 23 de mayo, pero probablemente será aplazada porque mi defensor ha comunicado a la Fiscalía de Florencia que no puede estar presente debido a compromisos profesionales simultáneos en Palermo.

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