Un año después de la inundación. El abrazo a los rescatistas: “Gracias por salvarnos”

Un año después de la inundación. El abrazo a los rescatistas: “Gracias por salvarnos”
Un año después de la inundación. El abrazo a los rescatistas: “Gracias por salvarnos”

Los uniformes que se reunieron ayer en Faenza, en PalaCattani, para la ceremonia organizada por la Región un año después de la inundación del 16 de mayo de 2023 cubren todo el espectro del arco iris: los trajes de color caqui del Ejército, el blanco brillante del ejército. Armada y de las Autoridades Portuarias, el azul del Ejército del Aire, el amarillo-azul de Protección Civil, el naranja de la vigilancia forestal, el rojo y el blanco de la Cruz Roja, hasta los uniformes más oscuros de los Carabinieri, Policía, Guardia di Finanza y Bomberos, uno al lado del otro, mezclados, como en las horas fatídicas en las que intervinieron para salvar a los romañones aferrados a los tejados de sus casas sumergidas. Un arcoíris de colores similar al que destaca en el vestido de la vicepresidenta regional Irene Priolo, para muchos casi irreconocible sin la inseparable chaqueta de Protección Civil: “Espero no emocionarme”, comienza el concejal, mientras su voz ya está temblando. “Un año después de la inundación era imposible no agradecer al sistema de Protección Civil, a las 14 mil personas que vinieron a ayudarnos”. Los hombres de las instituciones que se turnan en el escenario, mientras el periodista de Resto del Carlino Marco Bilancioni les pasa de vez en cuando el micrófono, se despojan por un momento de sus roles institucionales para revelarse como hombres que, como todos los hombres, luchan contra la fragilidad. e inseguridades. “Cuando aún quedaban 400 desaparecidos, la noche del 16 al 17 de mayo, me encerré en la oficina durante dos minutos y rompí a llorar”, revela el prefecto de Rávena Castrese De Rosa. Esa noche los alcaldes se atrincheraron en los municipios, iluminándose con linternas telefónicas mientras organizaban labores de socorro en las ciudades que permanecían a oscuras. “Hace doce meses había aquí desplazados, hoy hay personas que exigen respeto a las promesas hechas”, comenta el alcalde de Faenza Massimo Isola. El presidente de la provincia, Michele de Pascale, es aún más directo: “Esta tierra grita un gran agradecimiento que, por muy fuerte que sea, no puede ocultar el dolor de nuestros conciudadanos”. En la sala, además de los voluntarios llegados de casi todas las regiones italianas, también están las delegaciones llegadas hace trece meses de San Marino, Francia, Bélgica, Eslovenia y Eslovaquia. Para ellos, incluso antes del himno Mameli y del minuto de silencio por las diecisiete víctimas de la inundación, suena el himno europeo. “La gratitud, contrariamente a lo que decía Aristóteles – comenta el alcalde de Cesena Enzo Lattuca – es un sentimiento que no envejece”. Cierran los discursos el vicepresidente Priolo y el presidente Stefano Bonaccini, a punto de abandonar Emilia-Romaña para ocupar un escaño en el Parlamento Europeo. Tras las elecciones, Bonaccini parece querer quitarse algunas piedritas de los zapatos: “Estoy seguro de que a partir de ahora nadie especulará sobre la inundación. Hace un año alguien me aconsejó que no fuera a la zona inundada áreas de inmediato, porque nos abuchearían, respondí ‘si hay silbatos, los recibiremos’, pero teníamos que mirar a los ojos a nuestros conciudadanos. Hoy esa gente, cuando nos encuentra, nos abraza”. Luego Bonaccini recuerda la promesa de reembolso del 100% de los daños sufridos por el gobierno a las víctimas de las inundaciones: ante esa cifra el presidente deja claro que se ha estampado a sí mismo: “Estoy a vuestro lado. Siempre estaré ahí para vosotros”. “.

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