Sinodalidad y misión, el encuentro de los moderadores de los movimientos en el Vaticano

Sinodalidad y misión, el encuentro de los moderadores de los movimientos en el Vaticano
Sinodalidad y misión, el encuentro de los moderadores de los movimientos en el Vaticano

Más de 200 representantes de asociaciones de fieles, realidades eclesiales y nuevas comunidades se reunieron en el evento organizado por el Dicasterio para los laicos, la familia y la vida. La apertura con el prefecto, el cardenal Farrell: “La sinodalidad no se realiza simplemente insertando a los laicos, hombres y mujeres, en los ‘lugares de poder’ de la Iglesia; debe servir, más bien, para caminar realmente juntos y encontrar juntos el camino para un nuevo impulso a la misión evangelizadora de la Iglesia”

El Observatorio Romano

Reflexionando sobre el tema de la sinodalidad misionera “pedimos la caridad que es don del Espíritu Santo porque en nuestras relaciones personales, en nuestras familias, en nuestras comunidades eclesiales, tengamos siempre un amor sincero por los hermanos que el Señor ha puesto a nuestro lado”. Así lo afirmó el cardenal prefecto Kevin Farrell en el encuentro anual con los moderadores de asociaciones de fieles, movimientos eclesiales y nuevas comunidades, promovido por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida (DLFV), que tuvo lugar hoy, jueves 13 de junio, en la nueva Sala del Sínodo en el Vaticano. Sus palabras resonaron en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro, donde el cardenal presidió la Eucaristía que precedió a la audiencia pontificia y a la apertura de los trabajos.

En la homilía, el cardenal Farrell comentó las lecturas del día, subrayando en particular cómo Jesús plantea “una condición exigente para entrar en el Reino de los cielos: tener una justicia superior a la de los escribas y fariseos”. Este último, en efecto, “a pesar de ser muy observador, pensaba casi exclusivamente en la relación con Dios”; por eso «su “justicia” se centraba en la dimensión vertical del amor, pero descuidaba la relación con los demás, la dimensión horizontal».

Al respecto, añadió el cardenal, “Jesús menciona tres actitudes que nos separan de nuestro hermano: enojarnos con él, llamarlo ‘estúpido’, llamarlo ‘loco'”. Se trata, explicó, de otros tantos “grados progresivos de condenación: alejar de uno mismo al hermano con ira; considera sus ideas de poco valor; pretender entrar en lo más profundo de su conciencia, llegando incluso a devaluar incluso su relación con Dios, considerándola falsa, superficial e hipócrita”. Y, observó Farrell, «Jesús pronuncia estas palabras comentando el quinto mandamiento: “no matarás”», dejando claro así que «uno puede “matar” al hermano dentro de sí mismo, es decir, no materialmente, sino espiritualmente. Despreciar al prójimo y condenarlo sin apelación es violar el quinto mandamiento, ya es “matar” al hermano en el corazón”. De ahí la invitación “a ir más allá de la “justicia de los fariseos”, a superar la separación entre el culto a Dios y las relaciones con los demás”.

Esta entrega fue recibida por más de doscientos representantes de un centenar de las 117 asociaciones internacionales de fieles, públicas y privadas, y otras entidades con personalidad jurídica, sobre las que tiene competencia directa el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y cuya vida y desarrollo está obligado a acompañar.

Al final de la misa, los participantes en la conferencia se reunieron en la nueva sala del Sínodo para la audiencia papal y posteriormente para el debate, presentado por el cardenal prefecto. Después de saludar en particular a la Comunidad Magnificat, la última asociación en recibir el reconocimiento pontificio, Farrell ilustró el tema del día – «El desafío de la sinodalidad para la misión» – explicando sobre todo que «la sinodalidad no se realiza insertando simplemente a los laicos, hombres y mujeres, en los “lugares de poder” de la Iglesia, o creando específicamente nuevos órganos para mostrar” que “están más involucrados en los procesos de toma de decisiones”. Ni siquiera se trata de llenar” con ellos “los vacíos de las parroquias, diócesis, asociaciones y movimientos. De este modo terminaríamos “clericalizando” a los laicos”, como advierte a menudo el Papa. “La sinodalidad, y la comunión que ella promueve en la Iglesia, debe servir más bien para caminar verdaderamente juntos: laicos y pastores, carismas e instituciones eclesiales. – y encontrar juntos el camino que el Espíritu indica para llevar adelante, con nuevo impulso, la misión evangelizadora de la Iglesia”, concluyó Farrell.

Rafael Luciani, profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, y Elisa Lisiero, funcionaria del Dicasterio, tuvieron la tarea de entregar los principales informes del encuentro, que concluyó en horas de la tarde.

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