Lazio, la importancia de recuperar a Luis Alberto

Una gigantesca pared de papel, tan larga y ancha como la tribuna del Tíber. Un mosaico formado por cientos de láminas blancas y celestes. Un juego de rompecabezas capaz de componer un escrito: “Maravilloso”. Doce cartas que ayudan a comprender y resumir el valor del legado dejado por la Lazio de Maestrelli, capaz de representar todavía un fenómeno deportivo y social medio siglo después de la conquista del Scudetto en 1974. Un impacto emocional y coreográfico que se hizo sentir de inmediato. el significado de una ocasión especial al equipo de Tudor, que casi hipotecó su clasificación para la Europa League y ha comenzado a esperar de nuevo una remontada para la Liga de Campeones, sobre todo después de la derrota de la Roma en Bérgamo: De Rossi tiene 60 años, Igor ha subido a 59. ¿El secreto? La energía transmitida de un domingo dominado por sentimientoscomo destacó el técnico croata tras la victoria ante el Empoli: la quinta de su gestión. Dieciséis puntos en siete partidos: la misma velocidad de crucero que Atalanta e Inter, que se enfrentarán a la Lazio en San Siro dentro de seis días. Un equipo, el biancoceleste, que supo contar en las gradas del Monte Mario con el cariño de sus antiguos campeones italianos: Petrelli, Martini, Oddi, Nanni y Garlaschelli. Y también en un formidable grupo de ángeles guardianes: de Maestros a lovatide limpiarnos a wilsonde Rey Cecconi a Látigos de lobode chinaglia a D’Amicode polentes a lo haré. Sí, porque la defensa de Tudor a veces caminaba sobre la cuerda floja. Mandas tomó protagonismo con dos intervenciones dignas de Felice Pulici, el portero que menos goles había encajado en la Serie A en 1972-73 y 1973-74. El griego se lanzó para bloquear un disparo de Caputo en el 0-0 y desvió un cabezazo del albanés Shpendi en el 1-0. Llegó en verano procedente del Ofi Creta, tiene veintidós años, costó un millón: quinta portería a cero en nueve partidos. Pero también fue la Lazio quien empujó patricioque juega con el número 4lo mismo que pino wilson, el ex capitán. El español abrió el partido a pocos segundos del final de la primera parte, encontrando un hueco en una zona que parecía más concurrida que Via Veneto. Otro beso del destino, dentro un domingo de novela, en el que Immobile y sus compañeros se calentaban ante los mitos de Maestrelli, incluidos abrazos y apretones de manos. El tercer personaje del domingo de Lazio es Matías Vecino, que puso el último sello en el partido contra el Empoli a un minuto del final. A nivel europeo, el uruguayo es uno de los centrocampistas que mayor impacto tiene desde el banquillo: séptimo gol de la temporada, uno en Champions y seis en Liga, cuatro de los cuales los marcó al entrar al partido. ¿Y Luis Alberto? es desde el sabado dejado en casa por Tudor: libre para quedarse con su familia o ir a jugar al golf. Una elección técnica, como la definió el heredero de Sarri. El español no fue considerado útil ni siquiera como reserva: en su lugar estaba el paraguayo Diego González, nacido en 2003, que marcó diez goles con el Primavera del Sandersra. Un lujo exagerado para una Lazio a la que le quedan dos partidos más para encaminar su temporada. Cuesta creer que ayer, en el Olímpico, nadie pensara con un poco de nostalgia en la ausencia del Mago. Tudor ha descartado que Luis se haya convertido en un caso: le pide postulación e implicación, a partir de mañana en Formello. Sin embargo, a la espera de definir el futuro del centrocampista ofensivo, Corresponde a los directivos intervenir. Y recrear las bases para la convivencia. No hay lugar para cuestiones de principio. Seguir renunciando a un jugador que ha garantizado a la Lazio 52 goles y 79 asistencias sería una apuesta. Las citas con Inter y Sassuolo son equivalentes a dos billetes de lotería para la liga de campeones.

NEXT MÁXIMA calidad para el verano a un precio RIDÍCULO