“Parecía de película, cuando llueve todavía hoy tenemos miedo”

Este mes de mayo, al igual que hace un año, también empezó con lluvias. Muchos recordaron inmediatamente aquella primera inundación, aunque afortunadamente esta vez las precipitaciones fueron decididamente menos intensas. El 2 de mayo de 2023, la caída de agua provocó inundaciones y grandes daños también en Imola y sus alrededores. Si en el valle fueron los desprendimientos los que causaron miedo, en la llanura la peor situación se produjo en Spazzate Sassatelli, donde el torrente Sillaro se desbordó, cerca de Via Merlo, e inundó la aldea. La misma zona se vio afectada nuevamente entre el 16 y el 17 de mayo por una segunda inundación que ni siquiera salvó el GP de F1 en Imola previsto para el fin de semana siguiente. Un deslizamiento de tierra también afectó a la calle Pieve di Sant’Andrea, cuyos residentes fueron evacuados. «Parecía una película, era imposible olvidar aquel 2 de mayo – recuerda Mauro Melandri, que dirige la gasolinera de Spazzate Sassatelli -. A partir de las 16 horas empezaron a circular en el chat de los vecinos vídeos e imágenes del terraplén roto y así intentamos salvar lo que se podía salvar. Gracias a la ayuda de la policía local logré recuperar a mi padre y llevarlo a mi casa en Argenta. Al final llegó el agua, en algunos lugares hasta 80 centímetros. En mi casa había unos 10/20 centímetros de barro. Por suerte, muchos amigos vinieron a ayudarme a palear y el día 15 logramos reabrir, antes de la segunda inundación que nos volvió a caer el mundo encima.” Sin embargo, habría muchas historias que contar. «Algunos tenían cosas mucho peores que yo, que, al no vivir aquí, volvía a casa seco por la noche – continúa Melandri -. Los amigos agricultores sufrieron daños importantes, hubo quienes abandonaron sus casas, otros se quedaron a pasar la noche, pero el apagón del día siguiente los obligó a irse. Nunca dejaremos de agradecer a los socorristas, a la policía, al Ayuntamiento y al alcalde Marco Panieri que nunca dejaron de apoyarnos.” Un año después el caserío «ha vuelto a ser lo que era y las flores han vuelto a aquellos parterres donde sólo había barro. En tiempos de necesidad nos unimos y llegamos a conocernos aún mejor. Al menos la inundación hizo algo bueno”. Sin embargo, cada vez que llueve «el miedo siempre está ahí – admite Melandri -. Aún hoy miro la web de Protección Civil para ver los niveles de los ríos.”

PREV La NASA planea desarrollar el primer sistema de transporte ferroviario levitante en la luna
NEXT Primero de Mayo: día de lucha, no de celebración