el dolor que nadie puede borrar

Se puso en cabeza, como primero en el Gran Premio de San Marino, aquel día, 1 de mayo, hace 30 años. Un número, uno, grabado en su carrera, en su mente, en su historia, en su destino.

La muerte de Ayrton Senna es algo que nunca ha sido aceptado, ni siquiera hoy, 30 años después de aquel maldito 1 de mayo de 1994; en parte por la dinámica envuelta en misterio de un juicio que aclaró muy pocas cosas más que presuntas culpabilidades y responsabilidades.

Senna “el mago de la lluvia” pero también el “rey” de las poles

Imbatible en la vuelta rápida, hizo construir una pequeña pista de karts con un sistema de riego en su villa de Brasil, para poder practicar las carreras en pista mojada. Rara vez cometía errores bajo el agua. Donnington ’93 sigue siendo su obra maestra, al igual que una década antes, aquella victoria en Montecarlo fue anulada por una bandera a cuadros que le quitó el éxito y se lo entregó a Prost en cabeza en la vuelta anterior.

Ayrton Senna, la CABRA

Ayrton fue genial, para muchos el mejor, dentro y fuera de la pista. El primer piloto “moderno”; Tan meticuloso en la puesta a punto de su coche como en su preparación física. Entendió que estar bien, en forma desde la primera hasta la última vuelta, le permitiría sumar esas décimas en los tramos finales de carrera. Cambió el Senna de Fórmula 1, lo hizo televisión, lo hizo más humano. Perturbador, es un brasileño atípico en algunos aspectos, catapultado a un circo de “profesores” desde Alain Prost hasta Nelson Piquet.

Ayrton Senna, el hombre, el piloto que cambió la F1

Estas cosas le quedan a Senna además de los tres títulos mundiales, las 41 victorias, los 80 podios, los 162 grandes premios y las 65 poles. Siempre comenzamos con su muerte, triste en el momento y en la forma, pero el desánimo de no tenerlo vivo siempre deja lugar a los recuerdos, a los que lo vieron correr en la pista, a los que contaron sus hazañas, a aquellos de quienes lo animaron, de quienes trabajaron con él, de quienes actuaron como su compañero de equipo o fueron sus adversarios, de quienes simplemente lo observaron con admiración cuando era niño a través del gran premio por televisión de un mundo, la F1, que Ayrton. lo hizo mejor.

Senna, la rivalidad con Prost que marcó una época y más allá

Han hecho todo tipo de cosas, de perro y de gato, Bartali y Coppi nuevos de motor de 4 ruedas. En McLaren y luego compartió con el francés en Ferrari. Suzuka ’89 y luego ’90, los dos Campeonatos del Mundo de la discordia que terminaron, uno por lado, con dos eliminatorias que hicieron tanto daño a los estetas de la fidelidad deportiva como inmortalizaron su rivalidad que luego, como ocurre entre los grandes campeones, disueltos con el paso de los años. Un apretón de manos en el podio de Australia en el 93, cuando Senna ganó la carrera y el título fue para el francés que estaba a punto de retirarse. Y luego aquellas palabras de Ayrton, poco antes de morir conectado vía audio a la televisión francesa desde el cockpit de su Williams: “Es hermoso aquí Alain, realmente desearía que volvieras a correr conmigo en la pista” Senna le dijo a Prost que era comentarista.

Extrañamos a Senna como a Schumacher: ¡gracias Ayrton!

la muerte de sen nunca fue aceptado porque, como ocurre hoy en detrimento de Schumacher, los pilotos de Fórmula 1 están rodeados de este aura de inmortalidad, de pureza, directamente proporcional a su grandeza. En su tumba en el cementerio de Morumbi está escrito “NADA ME PUEDE SEPARAR DEL AMOR DE DIOS”. Ayer1 de mayo de 1994, como Hoy 1 de mayo de 2019 tu corazón nunca ha dejado de latir pero ha pasado a formar parte de tus fans, de los amantes de la Fórmula 1. Gracias de nuevo Ayrton.

Fuente: Ansa

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