Tras la declaración de la pandemia de coronavirus por parte de las autoridades gubernamentales en marzo de 2020 y la adopción de diversas medidas en todo el mundo para limitar los efectos del COVID-19, la limitación del procesamiento agroeconómico ha afectado operaciones importantes como la imposibilidad de preparar los olivos para la próxima cosecha.
Esta falta de procesos ha hecho que el consumidor percibió un aumento de los precios debido a la escasez del producto y la creciente demanda de aceite de oliva en todo el mundo.
A esto se suman los escenarios de cambios climáticos dramáticos. en toda la cuenca mediterránea, con una fuerte sequía que afectó al cultivo del olivo durante dos años consecutivos, especialmente en España.
Una investigación de la Universidad de Madrid, mediante el uso de técnicas estadísticas y econométricas avanzadas, busca realizar un análisis específico y comprender la persistencia de los datos y la tendencia de los precios mundiales del aceite de oliva. También se utilizan técnicas de inteligencia artificial, como los modelos de redes neuronales, para predecir el comportamiento de los precios a largo plazo.
Usando el modelo ARFIMA, los resultados indican un comportamiento de reversión no media (ed. imposibilidad de regresar al origen), lo que sugiere que el shock debería ser permanente, provocando un cambio de tendencia.
Este resultado está en línea con el obtenido mediante técnicas de aprendizaje automático, donde la previsión sugiere un aumento de precios de aproximadamente +11,36% en los próximos 12 meses.
