“El que ama no muere.” La conmovedora despedida del pizzero fallecido a los 32 años

La iglesia de Jesús Resucitado es demasiado pequeña Ginosa para contener a todas las personas que ayer por la tarde quisieron despedirse de Mónica Bongallino por última vez. La chica de 32 años de Gino, profesión. cocinero de pizza, muerto en el hospital el 27 de marzo, después de haberse quejado el día anterior enfermedad mientras se realiza una espirometría. En la iglesia estaban sus padres, hermana, novio, familiares, amigos y muchos lugareños que conocían a la joven por su profesión de excelente pizzera. No es casualidad que formara parte de la asociación “Genusia Mani in Pasta”. La celebración eucarística, presidida por el párroco don Giuseppe Bernalda, conmovió a todos. Muchos aplausos fueron para Mónica tanto durante la misa como al salir de la iglesia, cuando finalizó físicamente su viaje terrenal. Antes de colocar el ataúd en el coche fúnebre, Mónica fue recibida con el lanzamiento de globos blancos y el vuelo de palomas del mismo color. Mientras intenta reconstruir el rompecabezas para explicar su muerte prematura, la angustia y el dolor no tienen tregua. Emoción y concentración en oración por un alma hermosa de la ciudad.

Mónica, con su sonrisa, regalaba cariño a todos. Mucha gente vino a despedirse definitivamente y a abrazar y apoyar a sus padres en una de las peores pruebas de la vida. El ataúd estaba cubierto con un manto de rosas blancas, con una fotografía suya enmarcada. El ataúd estaba rodeado de numerosas cestas de rosas blancas, sobre el altar una fotografía suya y una pancarta de sus amigos para recordar su sonrisa que “nunca será olvidada y quedará imborrable en los corazones”.

la homilía

El sacerdote se expresó en forma de carta escrita a Mónica: “Queridos, el Señor nos dice a todos que Mónica no está muerta, ha resucitado y está a nuestro lado. Hoy, el amor que une a esta asamblea no se rompe, sino que se transforma porque ciertamente podemos seguir escuchando este amor en el silencio de nuestro corazón, en los gestos de ternura, en la secreta discreción de la oración y en la fuerza silenciosa y dulce del amor. concretamente vivido, dado y compartido. Me dirijo insistentemente a Mónica: quiero hacerlo usando el presente, como si ella estuviera aquí en vivo, con un tono de amistad; un tono que, de alguna manera, pueda dar cabida a esta conciencia, donde gracias al don del Espíritu Santo redescubrimos que no es la muerte la que tiene la última palabra, sino la vida que transforma los vínculos y los amores, haciéndolos eternos. Y es por esto – prosiguió el sacerdote – querida Mónica, que te pido que estés cerca de tu querida madre, acariciándola cada día, susurrando palabras de esperanza en su corazón, y preparándole esa bondad que siempre manifestó la regalo de la vida que ella no muere, dándole la certeza de que estás a su lado y que serás tú quien la cuide y tome su mano como lo hacía contigo cuando eras pequeño. Acompaña con tu amor la vida de tu padre, arranca de su pecho la desesperación y prepárale versos de eternidad para que sea consciente de que tu vida no ha terminado en nada, sino que continúa en el camino real, verdadero que serás capaz de tomar. tómalo también de la mano, haciéndolo sentir envuelto en tu amor. Y con tu amor envuelve también a tu hermana, cuya serenidad y sueños fueron destrozados aquella tarde del 27 de marzo. Mantente cerca de ella, dale esperanza y tómala también de la mano y hazle sentir que siempre eres su hermana, que estás cerca de ella y que nunca la abandonarás. Con tu amor – concluyó – querida Mónica, rodea a tu novio, a tus amigos y compañeros; arranca el velo del miedo y la desesperación de sus corazones y les da la conciencia de que más que nunca en este momento se necesita una sacudida de amor, esperanza de vida e independencia. Sobre todo, estamos seguros de que desde el cielo nos darás la fuerza necesaria y así podremos continuar nuestro camino más unidos a ti, sintiéndonos apoyados en tu presencia. Querida Mónica, tú que supiste amar a todos sin distinción, continúa amándonos desde el cielo porque el amor es más fuerte que la muerte y quien ama no muere. Gracias por tu vida y paz para ti. Hola Mónica. Amén”.
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Periódico de Apulia

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