“Nos reunimos alrededor del fuego, con una copa de vino y un plato de empanadillas para contar historias de vida: los días en el refugio, hechos de pequeñas (grandes) cosas”

“Nos reunimos alrededor del fuego, con una copa de vino y un plato de empanadillas para contar historias de vida: los días en el refugio, hechos de pequeñas (grandes) cosas”
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Dentro de los muros de Refugio Altissimo Damiano Chiesa hay un atisbo de “nostalgia”. De la nostalgia por aquellas tardes de invierno pasadas frente al fuego, calentadas por la leña pero también por el calor humano: “Toda esta nieve ya se está yendo – revela Eleonora Orlandi, encargado de la estructura en altura-. Pero nos gusta recordar los fuertes colores del invierno y elambiente cálido que se puede encontrar dentro de nuestra casa alta“.

“Nos gusta – continúa el relato, revelando algunos (preciosos) detalles de la vida en el refugio – cuando nos encontramos por la noche. alrededor del fuego, con una copa de vino y un plato de albóndigas para contar varias historias de vida“. Historias y charlas que distinguen particularmente aquellas estructuras a gran altura que aún siguen siendo ‘auténticas’, donde socialidad Y intercambio ellos actúan como protagonistas.

Y continúa: “Nos gusta que algunos excursionistas vengan durante el día y vienen a buscarnos para saludarnos, abrazarnos y charlar. A veces incluso gritando nuestro nombre en voz alta. Nos gusta cuando vemos cuanto alguien puede mantenernos en refugio y en nuestra presencia“.

A todo esto, el “encantado de poder dar consejos cómo vivir mejor la zona, consejos sobre qué camino tomar, qué camino descender para apreciar lo que la montaña puede ofrecer”. En definitiva, el trabajo de un refugiado es también este: proteger la zona, poder cubrir decenas de tareas, sabiendo adaptarse y hacer y actuar comofaro‘ sobre todo para aquellos que necesitan ser guiados.

A roleeste último, que Sergio Rosagerente de Passo Príncipe, afirma estar más que nunca crucial: “Quien marca la diferencia es el refugiado que, entre las diversas tareas, también tiene que instruir a los clientes y hablarles sobre la montaña, explicándoles lo que pueden encontrar y mostrando la belleza de compartir y la esencialidad – le explicó hace algún tiempo a La otra montaña -. A lo largo de los años me he cruzado con excursionistas que se sorprendían de que nos despidiéramos a gran altura o que no sabían que podíamos dormir en el refugio. A mi Las personas así ya gustan solo por el hecho de que se exponen. viniendo a mí a pie.”

Orlandi parece ser de la misma opinión, tanto es así que añade: “Nos gusta poder echar una mano a cualquiera que entre por la puerta pidiéndonos ayuda. Y tratar de potenciar estos lugares porque son lugares magníficos, con un potencial florístico y faunístico increíble -concluye-. Nos gusta hablar de la vida en el refugio, yo Pro y de contrael dificultad pero sobre todo el grandes satisfacciones“.

Pequeños “gustos” de la vida en altura, los que narra brevemente el director del Altissimo Damiano Chiesa, “que contienen la Valor añadido de todo lo que estamos viviendo en nuestras vidas.. Una elección de vida. Pero con desafíos y satisfacciones personales invaluables“.

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