La pelvis se rompe, examinada después de 14 horas.

Catorce horas de espera en urgencias por una fractura de pelvis.

Al caerse de su bicicleta en Via Pasquale Paoli (a causa de un agujero en el asfalto por el que pedirá una indemnización al Ayuntamiento), un ciudadano de Como de 44 años fue trasladado hacia las nueve de la mañana en ambulancia a Sant’Anna. Sin embargo, había cola en urgencias y tras la primera evaluación en triaje fue necesaria mucha paciencia.

«Corrí al hospital para ayudar a mi yerno, el accidentado – dice Mario Tagliabue, ex médico general de Como desde hace 44 años, durante horas y horas, salvo la evaluación de enfermería, no fue atendido por ningún especialista. La caída, sin embargo, fue grave, al igual que el dolor que sintió. De hecho, a las once de la noche, tras la radiografía, le diagnosticaron una fractura de pelvis. Un hecho grave, que habría necesitado más atención. Mi yerno resistió bien todo el día dada su corta edad, pero me pregunto qué habría pasado con las muchas personas mayores que abarrotan la sala de urgencias con una espera tan larga por una necesidad de tratamiento tan urgente”.

Solidaridad con el personal.

Tagliabue, como médico, denuncia la situación crítica que ve en las salas de urgencias, con muchas personas obligadas a esperar en un ambiente “incluso sucio y ruinoso”. “Trabajadores sanitarios pobres que tienen que trabajar en condiciones similares”. Gracias a los médicos y enfermeras que encontramos, abrumados por las numerosas solicitudes de ayuda. Los habitantes de Como saben que la principal sala de urgencias de la provincia está saturada. En 2023, solo en el servicio de urgencias general de Sant’Anna hubo 38.898 accesos, cifra que no incluye los datos de las urgencias pediátricas y ginecológicas. Aquí el tiempo medio de espera fue de 9,14 horas, para los pacientes mayores de 80 años de 14,5. Peor para las personas que luego fueron hospitalizadas: 12,5 horas de espera promedio y 19,5 para los mayores de 80 años. De hecho, la afluencia ha disminuido en comparación con antes de la pandemia, pero las colas se han hecho más largas.

Para Lariana Asst, un punto crucial es la idoneidad del acceso, demasiados, alrededor del 70%, son códigos menores, por lo tanto son necesidades de atención ligeras y no urgentes. Todas las necesidades deben encontrar respuesta en la medicina básica local, con las clínicas cerradas los fines de semana y por las noches y con una guardia médica muy escaso de personal.

Faltan profesionales

Baste decir que, según el último anuncio regional, todavía quedan 107 puestos vacantes en el territorio cubierto por Lariana Asst para médicos generales, de aproximadamente 300 en comparación con el número correcto de población que debe ser atendida. La esperanza es que lleguen nuevos especialistas, pero los recursos humanos en todo el sector sanitario son pocos. No son suficientes para cubrir las necesidades crecientes de una ciudadanía cada vez más envejecida y que estadísticamente padece un mayor número de patologías crónicas. Y en cualquier caso, el Asst recuerda que en urgencias siempre priman los casos más graves: «El compromiso de todo el personal para que las molestias sean acotadas es máximo, pero desgraciadamente en días de masificación y con numerosas pruebas diagnósticas a realizar, expectativas”.

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