Los siete pecados capitales de la sanidad italiana

por Franco Cosmi

15 DE MAYOquerido director
Siempre es posible describir los pecados pero casi siempre es imposible encontrar a los pecadores. Cada uno está tan atento a ver los de los demás que descuida los propios. Probablemente hay más de siete vicios de nuestro Servicio Nacional de Salud, pero la combinación con los pecados capitales de las enseñanzas religiosas hace que el tema sea más estimulante e interesante. No se enumeran por orden de importancia, también porque los vicios a menudo están entrelazados entre sí.

1) Financiación insuficiente del Servicio Nacional de Salud. Somos parientes pobres de otros Estados europeos como Francia y Alemania, por no hablar de los EE.UU., que sin embargo tienen un PIB más alto y, sobre todo, una menor evasión y elusión fiscal. Si sólo se recuperara una parte de los 100 mil millones de evasión fiscal/año, este problema del que vengo oyendo desde que tengo cortos se solucionaría. Al contrario, persiste y aumenta con el tiempo, hasta el punto de que nos vemos obligados a financiarlo con deuda (casi 10 mil millones en 2024). Afortunadamente, los resultados del tratamiento no siempre dependen de los recursos económicos utilizados. Los italianos, al igual que los españoles, viven más que otras naciones que tienen un mayor gasto en atención sanitaria. Estados Unidos gasta el 16% del PIB (público + privado) pero vive de media 5 años menos que nosotros, que gastamos un total de poco más del 9%. Las causas deben atribuirse a la falta de importancia de la prevención con tasas relativamente altas de obesidad y otros estilos de vida inadecuados, al elevado número de muertes por sustancias ilícitas y al costoso pero ineficiente sistema sanitario cuyo objetivo es la salud ligada al beneficio y no a la salud. desconectado del beneficio. La historia está llena de ejemplos de cómo demasiado dinero puede fomentar la realización de tratamientos inadecuados y peligrosos. Sin embargo, tener sólo unos pocos tampoco es bueno para ti.

2) Residuos. Gimbe informó de un despilfarro de 21.000 millones en el sector sanitario, atribuible a disfunciones y corrupción absoluta en el sector administrativo y sanitario, pero también a la simple bulimia de los consumidores de servicios sanitarios. La corrupción no ha cambiado ni con la centralización ni con la descentralización y en todos los gobiernos políticos y técnicos que se han sucedido al menos en los últimos 30 años. Se podría decir que la corrupción es la regla y no la excepción. Es parte de una mala praxis nacional. Es difícil delimitar la frontera entre despilfarro y corrupción en un contexto emocional que favorece elecciones menos que racionales, adecuadas para atraer consenso. Es la eterna cuestión moral que nunca ha sido resuelta, que el italiano ha aprendido a sufrir, tolerar y aprovechar, arreglándoselas lo mejor que puede para sus necesidades personales.

3) Inadecuación de solicitudes y requerimientos. En un Servicio Nacional de Salud, la idoneidad es el equivalente al precio en un sistema de mercado. Sin embargo, mientras el precio encuentra su equilibrio en el valor de cambio, la conveniencia debe encontrarlo en el valor de uso pero es difícil asegurar lo que es sólo probable y lo probable lo que es sólo aleatorio. Si con una solicitud de prueba adecuada la posibilidad de una positividad ronda el 20%, con una inadecuada la positividad es del 0,5%. Primero deberíamos renunciar al 0,5% de diagnosticar algo importante. ¿Quién está dispuesto? “Es mejor tener miedo que sacar provecho” es una frase sabia, pero costosa. Desafortunadamente, ser libre por naturaleza conduce al desperdicio. La inadecuación es un arma formidable para tranquilizar al paciente y una poderosa herramienta para la cohesión social. En la era tecnológica, la tranquilidad del médico por sí sola no es suficiente si no va acompañada de una tranquilidad instrumental. Es quizás el problema más importante, más que el de financiación, para la formación del embudo de la lista de espera. Por supuesto, si lo que pide idoneidad es un aparato basado en una corrupción a menudo descarada, es difícil obtener resultados.

4) Burocracia. Una buena burocracia es esencial para ayudar a los pacientes y a los médicos en los caminos diagnóstico-terapéuticos y sanitarios necesarios en un sistema complejo como el de la salud y para permitir su sostenibilidad económica. La falta de preparación, el amiguismo y la corrupción favorecen a menudo una mala burocracia que tiene la ventaja de no tener una exposición personal de quienes la diseñan con la posibilidad de cargar al médico con una alta complejidad frente a una poca autonomía.

5) Medicina defensiva. La litigación exasperada, alimentada por profesionales del litigio, cuesta a las arcas del Estado alrededor de 10 mil millones cada año debido a la activación de mecanismos de defensa de los médicos que no aportan nada a una asistencia sanitaria buena y eficaz. El fracaso terapéutico se confunde con el error, al igual que la imprevisibilidad. Los conceptos de fracaso, fracaso, probabilidad, aleatoriedad e imprevisibilidad, que nada tienen que ver con errores reales, están poco presentes en la cultura ciudadana. La corrección de los medios se cambia por la certeza del resultado. El efecto es que nadie quiere estar en primera línea a riesgo de ser atacado.

6) Ausencia de una red hospitalaria real. Cada año se elaboran rankings de los mejores hospitales con enormes diferencias en los resultados de un hospital a otro. Los hospitales considerados peores a lo largo de los años siguen estando peores en lugar de cerrarse o recibir atención inmediata, prohibiendo mientras tanto el acceso a los enfermos, si las clasificaciones corresponden a la realidad, considerando la alta credibilidad de la agencia que los produce. Sería más creíble para las autoridades sanitarias, municipio por municipio, provincia por provincia y región por región, disponer de un mapa de la red hospitalaria con indicación de los centros de referencia útiles para un tratamiento concreto. Si en un sistema de mercado la clasificación es justa y obediente, en un Servicio Nacional de Salud no de mercado resulta ofensiva para quienes pagan impuestos correctamente y no obtienen el servicio adecuado o lo obtienen de manera deficiente. Aceptar ser tratado en un hospital considerado “peor” es difícil, como cada uno puede comprender por sí mismo.

7) Ausencia de una red territorial real. El territorio se deja a la buena voluntad de los médicos de familia individuales y de algunos distritos ilustrados. El corporativismo sindical impide cualquier reforma seria y una verdadera integración con la asistencia sanitaria hospitalaria. Los departamentos reales deberían ser hospital-territorio o territorio-hospital si te gusta más. Las eternas listas de espera son un cáncer que impide la atención oportuna y adecuada de la que el paciente es víctima y creador debido a la excesiva carga de inadecuación muchas veces inducida por él mismo, sin posibilidad de frenos adecuados por parte de los médicos generales y especialistas, indefensos. frente a la bulimia consumista de atención médica y las afirmaciones de inmortalidad.

Si hay siete vicios principales, siete son las recetas ingenuas que se proponenquizás incluso interesante, pero que seguramente seguirá siendo una “vox clamantis en el desierto”.
1) Falta de financiación. Obviamente, es doloroso incluso decirlo, se puede resolver con lealtad fiscal. Es la vaca del pasillo que todo el mundo ve pero que todo el mundo finge no ver, engordada con una evasión de 100 mil millones al año, hasta el punto de acumular una deuda pública estratosférica, difícil incluso de amortizar, que nos cuesta 70 mil millones en intereses cada año que, burlonamente, enriquecen precisamente a quienes no pagan impuestos debido al mecanismo del dinero que produce dinero.

2) Antieconómico. El ama de casa y el sirviente lo harían mejor que muchos administradores, incluso marcando una pequeña diferencia, respetando las reglas simples que aplicamos en nuestro hogar. Peinar muñecos con reglas siempre nuevas e inútiles es la profesión favorita de los políticos. “Se hace ley, se encuentran trampas” es el deporte nacional favorito.

3) Inadecuación. El encanto de las cosas inútiles, sólo casualmente útiles. Para solucionar el problema es imprescindible la formación en la cultura sanitaria de los ciudadanos y el respeto a la cultura científica de los médicos. La ciencia y la empatía son necesarias para ambos, pero deben ir de la mano de una cultura del riesgo. El método científico y la compasión en la relación médico-paciente deben ser los pilares del Sistema Sanitario, que no debe entenderse como un mercado donde se favorece la inadecuación para generar beneficios. Es la verdadera enfermedad, junto con el despilfarro, de nuestro Servicio Nacional de Salud, más que la falta de financiación. El cuidado es difícil porque requiere responsabilidad y cohesión social. El círculo vicioso de demanda-oferta-nueva demanda es una espiral infinita que puede regirse ya sea por el precio de mercado o por la adecuación que requiere la cultura del riesgo. Ambos odiosos. Tertium no datur. El gobierno único se convierte entonces en el inevitable embudo de listas de espera, aún más odiosas.

4) Burocracia. Promover y recompensar la buena burocracia, que ayuda a los pacientes y a los trabajadores sanitarios. Cerrar las UCAS (Oficinas de Complicaciones Empresariales Simples), aumentando las oficinas que ayudan y reduciendo las que prohíben.

5) Medicina defensiva. Si queremos pasar de la medicina paternalista a la de la toma de decisiones compartida, debemos pasar del consentimiento informado a la probabilidad compartida. Si el error es siempre culpa del médico, el fallo o fracaso también debe ser responsabilidad compartida del paciente.

6) Red hospitalaria. Establecer redes hospitalarias reales con referentes estructurales ciertos y oportunos, con lineamientos aplicables en la realidad, diferenciando lo que es evidencia clara de lo que es hipótesis y de lo que es investigación clínica en curso o compasión, dejando la libertad de tratamiento al mercado. Cerrar o prestar atención seria a los hospitales que se consideran peores, ya sean grandes o pequeños, y que siguen estando peor a pesar de los intentos de mejorar. Levante la mano si desea ser atendido en un hospital considerado peor según el criterio correspondiente del organismo ministerial responsable. Incluso en el caso de un simple fracaso de una terapia y no de un error, el ciudadano común todavía tendría algunas dudas. ¿O no? ¿Y el creciente fenómeno de las agresiones no se ve alimentado también por la sospecha de la insuficiencia de la estructura que presta el servicio utilizado? La percepción de autoridad del ciudadano hacia la estructura y el personal que debe cuidarlo es fundamental para la confianza necesaria al confiar el cuidado de su persona.

7) Red territorial. Transición a la dependencia de Medicina General y Especialistas Especializados con el fin de permitir una verdadera integración entre el Territorio y el Hospital. En un Servicio Nacional de Salud en el que no puede haber libertad de tratamiento, sino sólo libertad clínica en el contexto de tratamientos que cumplan con los requisitos de idoneidad científica, constitucional, legislativa, administrativa y de sostenibilidad económica, no puede haber una especie de libre mercado clandestino. La ciencia y la empatía deben ser activos tanto del médico como del paciente en las elecciones derivadas de la probabilidad de toma de decisiones compartida. Naturalmente, la Medicina Privada debe tener su rol integrador, por la posibilidad de elegir la libertad de tratamiento con sus propios recursos.

Seguramente hay mejores análisis y recetas, como siempre ocurre en la tan intrincada maraña de los acontecimientos humanos donde la lógica y la razón no se tiran del lado que es mejor para todos y en interés de la comunidad, sino del lado que es más conveniente para todos. alguno. Ayer también fui testigo del rito de admiración de una pequeña multitud en el bar por alguien que no paga impuestos, no paga la entrada, se hace pruebas inadecuadas, se salta la cola y habla mal de su médico y del hospital donde está. admitido y editado, gratuito.

franco cosmi
Médico Cardiólogo
perugia

15 de mayo de 2024
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