Forza Italia propone el spreader Superbonus para frenar la deuda

Nada más que deuda en disminución. Los efectos del Superbonus del 110% corren el riesgo de catapultar la deuda pública italiana por encima del 142% del PIB. Esto se debe a que el borrador es “mucho más sólido de lo esperado”, escribe la agencia de calificación Fitch. Es la pesadilla del Ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, a quien la mera mención de la subvención a la construcción, cuyos costes se han descontrolado, hasta el punto de que las cuentas cambian constantemente, le provoca dolores de estómago. “Es un monstruo que ha afectado a las finanzas públicas”, reiteró el titular de Hacienda. El fantasma, a la espera del próximo juicio de Fitch y su empresa hermana Moody’s sobre la deuda italiana, es que los efectos podrían ser incluso peores de lo esperado, como creen los guardianes de la calificación. Ya ahora, como se desprende del último Documento Económico y Financiero, en comparación con las previsiones anteriores, la relación deuda/PIB aumentará en lugar de disminuir, al menos hasta 2026. En dos años será más alta de lo que se indicó el pasado otoño. El listón se situará en el 139,8%, dos décimas superior a lo escrito en la nota de actualización del documento de economía y finanzas aprobado el pasado mes de septiembre. Sólo el año siguiente se alcanzará el 139,6%.

Para ayudar a las finanzas públicas surge la propuesta de la mayoría de un rescate de la deuda, en forma de una modificación del decreto Superbonus para permitir que los créditos fiscales generados por los incentivos a la construcción se utilicen en diez años en lugar de cuatro. La idea fue propuesta por Forza Italia en una de las 355 modificaciones sugeridas por los senadores al decreto diseñado por el gobierno para frenar de una vez por todas el aumento de los costes, sancionando el fin de la posibilidad de descuentos en las facturas y la transferencia de crédito. Casi un último recurso para frenar los efectos del 110% sobre las finanzas públicas. Tanto es así que el propio Banco de Italia, en un memorando presentado ante la Comisión de Finanzas del Senado, donde se examina la medida, sugiere que “incluso si las nuevas restricciones frenaran la acumulación de créditos, la única manera de que Lo que quedaría de cara al futuro sería la eliminación del Superbonus antes de su vencimiento natural a finales del próximo año”.

Por lo tanto, es una solución clara, pero para la mayoría la solución más bienvenida es la de una salida gradual, que amortigüe el impacto sobre la deuda, manteniendo la posibilidad de utilizar la bonificación repartiendo las deducciones a lo largo de varios años, es decir, más allá de 2025, fecha sobre el cual todo el sistema debe cesar según las leyes vigentes.

No es sólo Forza Italia la que indica este camino. “Si no se cumple esta regla, la deuda este año aumentará de 137,3 a 137,8 del PIB, mientras que con el diferencial de crédito se detendrá en 137,2, confirmando así incluso el mini descenso hipotetizado por el Gobierno a finales de septiembre”. explicó la diputada de la Liga Norte Silvana Comaroli.

En cuanto al diferencial de crédito, no se puede descartar la apertura del Tesoro. Menos obvio es el apoyo a las diversas exenciones propuestas por los Azzurri y que corren el riesgo de distorsionar el decreto, socavando su eficacia. Entre la aprobación en el Consejo de Ministros y la llegada al Diario Oficial, el texto ya había cambiado de forma. Inicialmente, el decreto amplió la suspensión de las ventas y los descuentos en facturas también a las zonas afectadas por el terremoto. Cuando surgió la noticia, estalló el caos. Después de haber intervenido, sucesivamente, el comisario para la reconstrucción del terremoto de 2016, Guido Castelli, el senador de los Hermanos de Italia y cercano a Giorgia Meloni, el diputado Alberto Bagnai, director económico de la Liga, partido del ministro Giorgetti, el alcalde de Amatrice, Giorgio Cortellesi.; el recién reconfirmado presidente de Abruzzo, Marco Marsilio, también de Fdi. Las protestas de los gobernadores y administradores locales de centroderecha han producido algunos ajustes. La posibilidad persiste, pero dentro de un límite de gasto de 400 millones.

Ahora llegan nuevas solicitudes de exención de los senadores. Para viviendas públicas, por ejemplo para organizaciones sin fines de lucro y cooperativas de vivienda. Otras solicitudes de flexibilidad se refieren a los condominios que ya han designado técnicos y profesionales, “con compromiso de gastos relacionados”, encargados de gestionar los trámites de las obras a realizar o que ya han efectuado gastos preliminares.

“Puedes presentar todas las propuestas del mundo, sólo hay que abarcarlas. Así que con esta premisa supongo que habrá pocos cambios”, avanza el presidente de Finanzas del Senado, el miembro de la Liga Norte Massimo Garavaglia, “a lo sumo se podría abrir una idea que él mismo promovió: involucrar a los municipios en la lucha contra controles de fraude. Los créditos falsos interceptados por la Policía Financiera o detenidos por la Agencia Tributaria ascienden ya a unos 15 mil millones. Para aumentar el control, la idea es transferir el 30% de las sumas recuperadas a las autoridades locales.

“No someteré a votación nada que no tenga cobertura”, es el mensaje de Garavaglia a los senadores. No es un buen viático para posibles intervenciones. El pasado ha demostrado que incluso pequeñas correcciones corren el riesgo de volver loca la mayonesa Superbonus.

Según admite el propio Tesoro, las exenciones concedidas el año pasado, que permitieron a los sujetos inicialmente excluidos poder contar con un alivio total, han elevado el gasto a 160,5 mil millones, que se convierten en 219 mil millones si además del 110% se tiene en cuenta a sus hermanos consideración. Por lo tanto, Via XX Settembre podría interponerse en el camino. En el Parlamento, algunos representantes electos ya habían demostrado en febrero que habían perdido la paciencia. Se trataba de otro decreto sobre créditos para la construcción, concedido a la mayoría después de intentos fallidos de incluir algunas extensiones del incentivo en la última medida presupuestaria. Una vez aprobada la ley de presupuesto, Giorgetti sucumbió a la presión. El texto salió de las Salas tal como entró. Un miembro de la mayoría, resoplando en un sofá, se quejó. “Absurdo, nunca hemos visto un decreto emitido sin siquiera una modificación”.

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