Reseña Seven Spires Una fortaleza llamada hogar

Reseña Seven Spires Una fortaleza llamada hogar
Reseña Seven Spires Una fortaleza llamada hogar

Cuarto empleo para los estadounidenses Siete agujasque salen al mercado bajo los auspicios de Registros de fronteras con un disco que desde la portada promete ser el más oscuro y tenebroso de sus diez años de carrera. A lo largo de los años, el grupo de Boston ha sabido distinguirse por un estilo híbrido, entre power, metal sinfónico e incursiones de black metal con gritos y gruñidos en contrabajo y punteos alternos. Un equipo agresivo pero también refinado y elegante, gracias al estudio de los miembros de prestigio. Facultad de Música de Berklee. La banda está liderada por Jack Kostoguitarrista además de productor y arreglista principal, ed Adriana Cowannombre ya conocido por los fans del metal sinfónico como el cantante en vivo de Avantasia De Tobías Terciopeloasí como la voz principal del proyecto dei De Sasha Paeth Maestros de ceremonia. La formación del disco también está formada por un bajista. Peter de Reyna y el baterista Chris Dovas quien luego de grabar el disco dejó la banda para dedicarse permanentemente a Testamentoque tomó el lugar de cierto Dave Lombardo. Por eso, oficialmente, a partir de las fotos promocionales, hoy Siete agujas están compuestos formalmente sólo por los tres primeros artistas mencionados.

Entramos en la fortaleza –llamada hogar, de “Una fortaleza llamada hogar”. El título estos días hace pensar un poco en un mensaje sobre Elden Ring, pero no nos desvayamos. Si en el pasado yo Siete agujas fueron acusados ​​en parte de sufrir demasiadas influencias sin tomar nunca una dirección definitiva, oscilando de manera un tanto incierta y prolija entre momentos sinfónicos, virtuosismo y pasajes de black metal con el gruñido alardeado por la extraordinaria voz de Adrienne – Personalmente ya lo había estado escribiendo desde el momento del primer álbum”,resolver” (2017) – a pesar de algunas digresiones aquí y allá, entre un “Sucumbir” es un “Portador de la luz“La banda… ha decidido no darle importancia y seguir en esta línea. Pero con terquedad y valentía.

El resultado de esta elección es el disco que nos ocupa en esta reseña. “Una fortaleza llamada hogar” es un disco prolijo, tan granítico como la fortaleza ilustrada en la portada, que tras la introducción homónima con sabor antiguo te lanza inmediatamente un ladrillo de casi ocho minutos, “Canciones de lenguas manchadas de vino” (título muy original, para un género demasiado a menudo estereotipado), una montaña rusa de emociones y acontecimientos inesperados, cinematográficos y épicos, en la que la voz de nuestro Alessandro Conti (Truco o trato, Fuerza del crepúsculo) a dúo con Cowan, con quien compartieron escenario durante una gira reciente. Una canción elaborada y poco inmediata, decididamente inusual como apertura, que deja espacio al single “Casi ciudad”, mucho más pegadizo en las líneas melódicas, con un estribillo típicamente suave según el manual cowiano, pero que no se exime, como todas las canciones del lote, de atravesar un momento más oscuro en gruñido, que nos acompaña en crescendo hasta a la suela de costo. Muy interesante.

Los momentos de poder que alguna vez llevaron a la banda a ser asimilada a grupos como los Camelot parecen disminuir, en favor de un negro sinfónico nihilista y opresivo, como el mid-tempo”Imposible Torre“, o el muy apretado “Arquitectos de la creación”, entre las canciones más fuertes del álbum, en las que la banda potencia su estilo. Cuna de inmundicia con el NOS, con una sección rítmica muy ajustada entre batería y líneas de bajo, para llegar lentamente al grito explosivo de Adrienne que hace de estribillo. Notable.

Otras canciones que definitivamente merecen una escucha son la onírica”Recuerdo del amor”, que nos transporta desde las orillas ebrias de un sueño tumultuoso hasta el abismo de la peor de las pesadillas, la cáustica “Retrato de nosotros“, que adopta los estilos más melódicos de la banda y lo siguiente “Collar de esmeraldas(de Boston), una cuasi balada con sabor celta completa con coros, gaitas y cuerdas que crece en intensidad con una extraordinaria interpretación de Cowan, subrayando la complejidad lírica y compositiva de estos jóvenes artistas de Massachusetts. Una complejidad que corre el riesgo de ser también el punto débil de la obra, caracterizada por canciones que duran en promedio unos cinco minutos.

Concluimos la discusión con el sencillo “El viejo dolor de quedarse atrás”, para subrayar la variedad ofrecida por la banda (a partir de los títulos), otro single definitivamente representativo del plato, más pirata que casi recuerda a los brazo lunar (¡pero esta vez con manzanilla!), en el que la banda procede al último asalto antes de despedirse.

Una fortaleza llamada hogar” es un disco que debe apreciarse ante todo por la valentía con la que la banda continúa explorando nuevas rutas artísticas y compositivas sin prejuicios, evitando las etiquetas fáciles con las que ahora está saturado el mercado: su naturaleza estructural requiere múltiples escuchas para estar plenamente Se agradece, y estamos seguros de que la empresa no estará garantizada para todos los aventureros. Un álbum testarudo y recalcitrante, que por un instante te ofrece el destello de una melodía luminosa para luego esconderla inmediatamente detrás de un pesado manto de oscuridad impenetrable. La impresión al escucharla es la de un disco sentido, sufrido, maduro en su punto justo, muy personal en los temas tratados y en el estilo adoptado que fortalece la identidad de una banda por su naturaleza multiforme y multifacética, con un corazón negro palpitante encerrado. dentro de los imponentes muros de una fortaleza, llamada hogar.

Luca “Montsteen” Montini

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