Rock on Onda – Listas de downtempo y trip-hop

El ranking de OndaRock de los mejores álbumes de downtempo y trip-hop de todos los tiempos centra el nuevo episodio de Roca en el aireel programa conducido por Claudio Fabretti en las frecuencias digitales de Radio Ciudad Aperta.
Descubre con nosotros los mejores trabajos de barra baja, desde Bristol hasta el resto del mundo, elegidos por la redacción de OndaRock a través de las 25 canciones seleccionadas en este análisis en profundidad, que recorre la historia de estos dos géneros del rock cruciales, desde el pioneros y exponentes históricos hasta los protagonistas más recientes.
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Ranking OndaRock de los mejores discos de dontempo y trip-hop

Bristol, a dos horas en tren desde Londres. Tierra fría y húmeda de Albion bajo la cual, sin embargo, arde la llama de la creatividad. Al principio fue el grupo pop de Mark Stewart, un puesto de avanzada de toda contaminación entre el musica blanca por excelencia (punk) y afrori negro (funk, reggae, dub, free jazz). Y a mediados de los ochenta también tomó forma “The Wild Bunch”. Un crisol de rapero, DJbailarines, escritor y productores que se reúnen para tocar en los sótanos de los suburbios de la ciudad.
Luego, algunos de ellos emprenden el vuelo. Como los tres Massive Attack que crearon un colectivo “abierto” en 1990 y lanzaron su álbum debut “Blue Lines” un año después. En su interior hay de todo, desde hip-hop hasta soul, pero también funk, reggae, electrónica, musica de banda sonoraJazz ácido.
lo llamaran sonido de brístol o más simplemente trip-hop. Una especie de reacción “igual y opuesta” al frenesí tecno que se difundió en esos años. Música atmosférica, de viaje (el “viaje”), que ralentiza los ritmos del hip-hop y el house para obtener un efecto más relajado y onírico. Música cerebral, pero profundamente física, con esos dub bass que entran en el estómago. Bristol se convirtió rápidamente en el laboratorio musical más fértil de Inglaterra. No faltará la alquimia con fuerza -desde “Maxinquaye” de Tricky hasta el tríptico “Blue Lines”-“Protection”-“Mezzanine” de Massive Attack-, pero entre los profetas de Bristol también estarán los “primos” de un pequeña aldea vecina, con vistas al océano. Un lugar llamado Portishead, que, de una cruz desconocida en el mapa de Inglaterra, se convertirá en sinónimo de la epopeya mundial del trip-hop. La idea clave de Barrow y sus compañeros es la reelaboración de viejos motivos del cine negro y de espías, mezclados con toques de jazz lounge y ritmos pausados ​​de hip-hop, e inmersos en atmósferas desoladoramente románticas. Todo ello combinado con elementos típicos de gran parte del trip-hop por venir: uso masivo de samples y scratch (los sonidos que se obtienen frotando la aguja sobre el vinilo de viejos discos de 33 rpm o de mezclas), licks de guitarra tomados de los spaghetti westerns de los 60, grandes secciones de cuerdas. , dark bass, sintetizadores “moog” y un órgano hammond para darle un toque más “vintage”. Y por encima de esta mezcla de sonidos destaca la canción lúgubre y fantasmal de Beth Gibbons.
Pero trip-hop y downtempo no son sólo sinónimos de la tríada sagrada de Bristol. A lo largo de los años 90 este estilo se infiltró en muchos géneros diferentes, en constante evolución. Ahora llamado oficialmente trip-hop, en la segunda mitad de los años 90 el sonido de brístol se infiltra en todos los contextos, especialmente en la televisión y el cine; a veces sabe a roca electronizadoa veces en lugar de pop de Baile (salónpero la mayor parte del tiempo se mantiene fiel a la inspiración negro y en salsa electro destaca notas de R&B, funk y free-jazz, avanzando hacia el ritmos, D&B. El trip-hop está ahora en todas partes, pero nadie lo sabe.
Además, durante los años 90 fueron numerosos los vocalistas procedentes de otros ámbitos musicales que, valiéndose de colaboraciones con productores-músicos criados en la escena de Bristol, prestaron sus voces a sonidos enamorados del trip-hop: es el caso del glacial Bjork, de Neneh Cherry, madrina ante-litteram del movimiento cuando se liberó de Rip Rig & Panic, sin olvidar una futura, espléndida Emiliana Torrini en “Love In Time Of Science” (1999) y también en la corte de Thievery Corporation. Un argumento similar ejerce Bowery Electric, quien partiendo de los drones del noise y el shoegaze se enamora del estilo Bristol y lo hibrida con el suyo propio, hasta el punto de volverse totalmente trip-hop con “Lushlife” (2000) y el Londoners Archive de Darius Keeler y Danny Griffiths, quizás los exponentes “fuera de Bristol” más importantes de la primera ola, una formación polifacética, siempre comprometida con fusionar y mezclar los más diversos géneros entre el pop, la electrónica y el rock con un enfoque “floydiano”. .
Un género en el que muchas veces han brillado voces femeninas, como las de Alison Goldfrapp, Skye Edwards ( Morcheeba), Lou Rhodes (Lamb), Betch Hirsch (en la Corte de Versalles del Aire), Elizabeth Fraser y Shara Nelson (reclutadas por Massive Attack) y Martina Topley-Bird, la inolvidable musa de Tricky.
Pero en nuestro resumen, que combina trip-hop y downtempo, no olvidemos fenómenos más “exóticos”, desde el pop japonés de Cibo Matto hasta la electro-bossanova de Smoke City, desde la venganza del tango firmada por Gotan Project hasta el argentino variante de Gustavo Cerati, desde el sintetizador-funk glacial de Royksopp hasta el downtempo con sabor serbio de Darkwood Dub.

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