una película de rara estupidez (calificación 4)

Sic tránsito Gloria Mundi. yo aplaudí ¡Pobres criaturas!Con mucho gusto habría abucheado (pero la educación me lo prohibía) estos “Tipos de bondad” que Yorgos Lanthimos presentó en el concurso, tres episodios de rara ignorancia unidos del habitual desprecio por la humanidad. En la primera (La muerte de RMF), un empleado (Jesse Plemons) bajo el control de su patrón (Willem Dafoe), después de haber aceptado siempre lo que le imponía, incluida la elección de su esposa, quisiera negarse a atropellar a una desafortunado a toda velocidad; en el segundo (RMF vuela) un policía (de nuevo Plemons) se convence de que su esposa (Emma Stone), salvada de un naufragio en el mar, es sólo una doble del original y comienza a preguntarle cosas cada vez más locas para satisfacer su paranoia; en el tercero (RMF se come un sándwich) el miembro (siempre Stone) de una secta busca a la gemela (Margaret Qualley) de una mujer muerta para devolverle la vida al difunto. Me imagino que el objetivo de la película, donde el pobre “RMF” es el típico señuelotanto para atacar el masoquismo de la gente como su necesidad de reconocimiento social, pero más allá del pequeño juego de utilizar las mismas caras en todos los episodios (Stone también tiene un pequeño papel en el primero, Dafoe y Qualley están en los tres, Plemons también en el último) situaciones son tan extremos que no tienen credibilidad y si el objetivo era burlarse de las tentaciones transgresoras de la América puritana el resultado es un fracaso total.

Definitivamente más interesante Oh, Canadá que Paul Schrader basa en la novela homónima de Russell Banks: al final de su vida, Leonard Fife (Richard Gere) acepta contar ante una cámara su historia, él que había huido a Canadá en la época del Guerra de Vietnam y luego se convirtió en un aclamado documentalista progresista. Pero esa entrevista, mientras siente que la vida se le va, se convierte en la manera de confesarle también a su esposa (Uma Thurman), que presencia el rodaje, las numerosas “mentiras” sobre las que había construido su vida. Y que para Schrader, después de toda una vida inventando historias que querían cuestionar el mundo que lo rodea, sirven para reflexionar sobre la relación entre realidad y ficción: para ello mezcla los niveles, recurre a un joven Leonard Fife (Jacob Elordi) al que a veces lo reemplaza de manera antirrealista con el interpretado por Gere y, citando a Freud y Susan Sontang, también cuestiona su propia carrera.

Narrativa más tradicional pero convincente. la película rumana Tres kilómetros para el final del mundo donde dos padres descubren que su hijo (Ciprian Chiujdea) ha sido salvajemente golpeado por ser homosexual, un pecado gravísimo en una pequeña ciudad de provincias donde todos, empezando por el cura, lo consideran un depravado peligroso. Una situación que la película ilustra sacando a relucir los prejuicios y el egoísmo de un mundo encerrado en su intolerancia.

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