ANCONA – Cada mes se elabora una lista de presos que trabajan. Hojeando los nombres no había visto el suyo y estaba molesto. “Quiero hablar con el inspector”, preguntó un preso tunecino de 43 años en la prisión de Barcaglione. Era el 31 de enero de 2022, entrada la tarde y el policía penitenciario encargado de la lista ya había abandonado el turno. “Lo harás mañana”, le dijeron sus compañeros. El desconocido, sin embargo, no quiso esperar. Perdió el juicio y empezó a golpear las rejas. Luego amenazó a los agentes diciéndoles “hombre infame, lo romperé todo, ahora me cortaré y entraré en régimen de aislamiento”. Finalmente subió desde la planta baja a la sección del primer piso, donde pateó un gabinete de servicio de madera que contenía latas de gas y arrancó el enchufe de un congelador de la pared, rompiendo el cable y la placa e inutilizando efectivamente el aparato.
El detenido terminó siendo juzgado por daño agravado, ante la jueza Francesca Grassi, donde ayer, a través de su defensor, el abogado Antonio Gagliardi, pidió que se acortara el proceso. El rito alternativo sólo le será concedido si paga por los daños causados, más de 200 euros entre la taquilla destruida y la toma de corriente. La audiencia se aplazó hasta el 19 de noviembre.
