SOS en el Tribunal de Derechos Humanos

El último y sensacional caso ocurrió hace unos días con un detenido que envió a siete funcionarios de prisiones al hospital. El mismo que unos días antes había agredido y golpeado a una enfermera en Trani. Pero ¿qué pasó con el prisión De Tarento es sólo el último de una serie de episodios desconcertantes. Donde son los presos quienes pagan -obligados a vivir hacinamiento sin precedentes y situaciones de violencia como la descrita- y los funcionarios de prisiones, que son limitados en número y no pueden gestionarlo todo. Por lo tanto, llega una petición de los sindicatos que debe dirigirse al Tribunal Europeo de Derechos Humanos: que se establezca una comisión ad hoc para resolver esta emergencia en curso.

La situación de la prisión “Carmelo Magli” es ahora un problema nacional. En varias instituciones existe una situación más o menos grave de hacinamiento, pero en diez de trece el nivel supera la media nacional, equivalente – a finales de marzo de 2024 – al 119,3%. Entre ellas destacan Regina Coeli, Verona y Taranto, con una tasa de aglomeración del 182%, 173% y 162% respectivamente. En el último informe sobre las condiciones de detención de la asociación Antigone se constata que el hacinamiento no se debe sólo a la falta de espacio, sino también de recursos. En Taranto, donde la proporción entre funcionarios pedagógicos legales y presos es de 1 a 116 y, según explica el informe, los servicios de salud mental son prácticamente inexistentes: en Magli las horas semanales del servicio psiquiátrico son de 4,57 y las del servicio psicológico de 4,7.

«La situación es insostenible, Taranto es una vergüenza nacional y también se lo dijimos al subsecretario Del Mastro (informamos sobre la visita por separado, ndr.) – explica el secretario general del sindicato Osapp (Organización Sindical Autónoma de la Policía Penitenciaria) Pasquale Montesano – No serán unos cuantos agentes más para solucionar el problema. La prisión está a punto de reventar, recurriremos al Tribunal Europeo de Derechos Humanos: debemos comprender de una vez por todas que ya no son necesarias garantías, queremos hechos porque no podemos esperar a que estalle la tragedia”.

Otros números expresan las dificultades mejor que las palabras. En la prisión de Taranto hay aproximadamente 950 reclusos y existe una proporción crítica de agentes/reclusos de sólo 0,28, la más baja a nivel nacional que en promedio es de 0,54, lo que plantea graves riesgos para la seguridad y el bienestar de todos. La capacidad máxima sería de poco más de 500 internos. Sobre el papel serían 300 agentes pero en la realidad el número es aún menor debido a enfermedades y otros imprevistos.

Esta situación afecta negativamente a la planificación del servicio, obligando al personal a afrontar cargas de trabajo agotadoras, con una planificación del servicio en tres cuadrantes y con el uso continuo de horas extras, extendiendo el servicio hasta 10,12 e incluso en ocasiones hasta 16 horas de trabajo continuo.

«¿Quieren que el muerto se escape? – es la pregunta de Federico Pilagatti, secretario nacional de Sappe (Sindicato Autónomo de Policía Penitenciaria) – estamos indefensos, tenemos que sufrir violencia y si reaccionamos se nos castiga con el delito de tortura. La prisión de Taranto es única, no podemos soportarla más y es hora de que la política intervenga antes de que sea demasiado tarde”.

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Periódico de Apulia

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