“Ofrezco mis más sinceros deseos al nuevo alcalde para que tenga éxito en su labor”

Manfredonia tiene por fin un nuevo alcalde al que ofrezco mis más sinceros deseos de buen trabajo y compromiso fructífero en la defensa de los derechos de nuestra ciudad. Desgraciadamente, esta es la única buena noticia que puede darnos alivio y esperanza. Decididamente negativa, sin embargo, es la circunstancia de haber tomado nota del triste balance alcanzado en esta última cita electoral de mínima participación de nuestros conciudadanos.

Ver que sólo uno de cada tres electores acudió a las urnas fue realmente vergonzoso. Este último es un hallazgo inquietante de desinterés por el destino de nuestra comunidad y resignación al sentimiento de impotencia de poder contribuir a la determinación de decisiones importantes en nuestra ciudad.

Del mismo modo que me encuentro tomando nota de las consecuencias, ciertamente perjudiciales, de las decisiones políticas adoptadas en los últimos tiempos que han conducido a los resultados despiadados resultantes de las últimas consultas electorales.

En la zona de centroderecha de Siponto se produjo una clara hemorragia de consenso que condujo a una drástica reducción de la representación en el consejo municipal (de 15 a 3 escaños). A esto hay que añadir el hecho de que el aislacionismo reivindicado con orgullo en las gradas electorales después de la votación parece haber sido una elección absolutamente infructuosa, si no completamente suicida. El ejemplo de las consultas electorales municipales de San Severo Proporcionan un claro ejemplo de una estrategia política lógica, al contrario de lo que ocurrió en Manfredonia.

Parece claro y evidente que la lógica divisiva implementada como consecuencia de meros resentimientos personales ha sancionado el distanciamiento y la desconfianza de un electorado de centroderecha muy presente en nuestro territorio, como acertadamente se desprende del resultado de las consultas electorales europeas. Estas consideraciones objetivas conducen al único y útil remedio para revivir el cuadro despiadado descrito hasta ahora: el de una renovación radical y profunda. Quienes han fracasado deben simplemente reconocer sus errores y tener el buen sentido de dar un paso al costado para poder finalmente dar la oportunidad de una recuperación auténtica y efectiva del centroderecha de Siponto.

De lo contrario, en el contexto manfredoniano, nos veremos obligados a acuñar un nuevo dicho: “un equipo que pierde, o más bien colapsa, no se puede cambiar”. Quien realmente ama nuestra ciudad sólo puede desearle lo mejor. Por este motivo, reitero mi más vivo deseo de que Domenico La Marca se vaya lo antes posible con su equipo para afrontar dignamente los importantes retos que le esperan a Manfredonia y que pueda superarlos fácilmente.

Vincenzo Di Staso

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