Feminicidio en Arezzo: insípido acaparador de titulares

Puede suceder que cometas errores en algunas cosas, por eso es necesaria una cadena de control; la prisa puede ser una justificación; la charlatanería es más bien un factor agravante. Y en cualquier caso podrás corregir errores, o mejor dicho aprovechar la corrección para desarrollar tu razonamiento con mayor precisión.

En cuanto a la noticia del asesinato de una mujer por su marido ocurrido en una ciudad donde los asesinatos son raros, se debe prestar aún mayor atención.

Porque lo ocurrido hace unos días al final de Via Giotto en Arezzo mereció toda la atención que merece: no es un feminicidio, es una tragedia de tristeza. Porque las familias se quedan solas para afrontar y gestionar esas duras sentencias de salud que desgraciadamente se pronuncian con tanta frecuencia y que implican la pérdida de capacidades intelectuales o físicas durante un período de tiempo más o menos largo.

Cruel.

El declive de una persona que se vive en un entorno familiar, con el componente feroz derivado de la relación afectiva y emocional, un entorno que se queda solo y sin recursos para afrontar una prueba destructiva.

Algunas personas son malas, pero el Estado y las instituciones saben serlo también.

Y alguien sólo puede ver negro a su alrededor y frente a sí, llegando a decisiones y actos que incluso pueden ser vistos como misericordia.

Por eso abrazo a ese señor de Via Giotto y no lo considero un feminicida.

Sólo un pobre diablo que recibió una de esas sentencias que no puedes apelar.

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