Mohamed, fallecido en una obra de Monza: sus amores acababan de llegarle desde Egipto

Mohamed, fallecido en una obra de Monza: sus amores acababan de llegarle desde Egipto
Mohamed, fallecido en una obra de Monza: sus amores acababan de llegarle desde Egipto

Repubblica dedica un espacio fijo a las muertes en el trabajo. Un Spoon River que cuenta la historia de la vida de cada víctima evitando que se conviertan en datos estadísticos banales. Vidas invisibles y olvidadas. En nuestro país una media de tres trabajadores al día no regresan a casa y “Morir en el Trabajo” pretende ser un recordatorio ininterrumpido dirigido a las instituciones y a la política hasta que acabe este “crimen de paz”.

“Siempre es mejor tener un hermano.

No, no me digas que elegiste la soledad,

si existes y porque estas ahí con tus falsas promesas,

mientras siempre te busco,

¿Habrías sido tan cruel si fuéramos hijos de la misma sangre?

Ahora no tengo nada,

porque en esta vida nada he encontrado,

Si tengo paciencia no significa que esté lleno

porque cada uno tendrá su recompensa,

Tú y yo, hermano, saldremos victoriosos encomendándonos a Dios.”

Los versos de Tesfalidet Tesfom, el migrante eritreo que guardaba en su cartera dos poemas escritos en tigrinya, las últimas palabras antes de morir a los 22 años en 2018 en Pozzallo, donde había desembarcado al final de su viaje en barco desde Libia. El viaje que es el corazón de la vida de todos los migrantes del mundo. El viaje que trajo a la esposa de Mohamed Abdeltawwab Kamel Mabdrouk y a sus cuatro hijas desde Egipto hasta Milán, y el inesperado que las trajo de regreso a casa una semana después. Habían llegado hasta Mohamed porque estaba cerca el sueño de una vida mejor y más estable, con el trabajo que había conseguido en obras de construcción para una empresa constructora. Él también se había afiliado al sindicato, junto con su primo que trabajaba con él. Pero Mohamed murió en el trabajo, a los cuarenta años, en Monza: golpeado en la cabeza por un trozo de hierro caído de la grúa, luchó por sobrevivir durante cinco días en el hospital y luego lo dejaron ir. Como sus mujeres que regresaron a Egipto esperando la misma “recompensa” divina de la que Tesfom estaba seguro, pero que en la tierra es cada vez más difícil para todo migrante.

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