Bacterias resistentes a los antibióticos, la situación en Toscana está mejorando

Bacterias resistentes a los antibióticos, la situación en Toscana está mejorando
Bacterias resistentes a los antibióticos, la situación en Toscana está mejorando

En Toscana se están realizando avances en la lucha contra las bacterias resistentes a los antibióticos y se presta especial atención a los efectos que el cambio climático y el aumento de las temperaturas pueden tener, empeorando la situación.

La agencia regional de salud ha publicado la séptima edición del informe anual sobre la resistencia a los antimicrobianos y el consumo de antibióticos en Toscana: estos son los primeros datos de 2023 que se publican en Italia, un análisis realizado a nivel hospitalario distrital e individual y disponible en línea en la agencia. sitio web.

La resistencia de organismos como Klebsiella pneumoniae y Escherichia coli, a menudo responsables de infecciones graves y peligrosas, ha reducido su incidencia a la mitad en los últimos cinco años y el consumo de antibióticos es menor en la región, inferior a la media europea y muy inferior al nacional. .

“La resistencia a los antimicrobianos es uno de los desafíos del futuro para los sistemas de salud públicos y para la salud de las personas – comenta la concejala para el derecho a la salud Simone Bezzini, expresando su agradecimiento por el trabajo realizado por Ars –. Si se han dado pasos adelante en nuestra región es también gracias a estudios e investigaciones como estos que son la base de nuestras decisiones. En Toscana hemos hecho de la resistencia a los antibióticos una verdadera prioridad en nuestra agenda política, invirtiendo en la formación del personal hospitalario y en la prevención y vigilancia de las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria”.

En 2023, la red SMART de vigilancia de la resistencia microbiológica y antimicrobiana, coordinada por la agencia, recolectó 8.888 hemocultivos y 99.429 urocultivos: en comparación con 2022, los hemocultivos positivos disminuyeron un 6,1 por ciento, mientras que los urocultivos positivos aumentaron un 13,9 por ciento. En los hemocultivos, en el 35,6 por ciento de los casos se aisló una bacteria grampositiva (como estafilococos o enterococos), en el 55,1 por ciento una bacteria gramnegativa (como enterobacterias y pseudomonas) y en el 9,3 por ciento cándida. Escherichia coli es la especie más frecuente (29 por ciento de los casos). Continúa la tendencia a la disminución de estafilococos resistentes a meticilina. El porcentaje de Kklebsiella resistente a los antibióticos carbapenémicos es inferior a la media nacional (24,7 por ciento en 2022, tendencia decreciente desde 2016) con datos decrecientes de 2017 a 2023 (19,9 por ciento).

En cuanto al uso de antibióticos, la tendencia en los últimos cinco años ha sido fluctuante. Antes de la pandemia, en Toscana se producía una disminución del consumo, especialmente a nivel territorial. En 2020 y 2021 el fuerte descenso se extendió al ámbito hospitalario. Luego, en 2022, el consumo de antibióticos sistémicos comenzó a crecer nuevamente y en 2023 marcó un nuevo aumento a nivel territorial pero una disminución en los hospitales, que registraron el valor más bajo desde el inicio del seguimiento.

El tema central del informe de este año y de la conferencia organizada estos últimos días para ilustrar los resultados fue el cambio climático, con un estudio en el que participaron un microbiólogo ambiental, un microbiólogo clínico, un especialista en enfermedades infecciosas, un higienista y un experto en clima y salud.

La conclusión es que existe un vínculo claro entre el aumento de las temperaturas y la aparición de resistencia a los antibióticos. Las olas de calor, por ejemplo, pueden provocar fenómenos climáticos extremos, como inundaciones, que promueven la propagación de infecciones transmitidas por el agua debido a desbordamientos de los sistemas de alcantarillado o contaminación por animales. Además, el calentamiento puede favorecer aspectos reproductivos de los patógenos y una mayor virulencia, además de aumentar la susceptibilidad humana a enfermedades infecciosas.

“Esta conciencia – concluyó el concejal Bezzini – debe llevarnos a aumentar los esfuerzos para combatir la resistencia a los antimicrobianos, motivando y formando a los operadores, informando correctamente a la población y desarrollando técnicas y medidas de control de infecciones. La contribución de la investigación y de la comunidad científica, a la que quiero agradecer, es fundamental para lograr este objetivo común y colectivo.”

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