Cuando en Lumezzane Castori escribió una página de historia

“La provocación llama a la rebelión” fue el grito de batalla que Fabrizio Castori, hace veinte años, lanzó a sus hombres en Lumezzane, durante un enfrentamiento que pasó a la historia y capaz de ganar un lugar de honor en la mágica historia de Cesena. Por supuesto, hay también otros momentos y episodios que han marcado el destino de Cavalluccio hasta convertirlo en leyenda: el penalti de Cascione en Latina, la película completa del play-off contra el Lecce en San Benedetto del Tronto, el gol de Parolo en Piacenza. Pero esa tarde en Val Trompia quedará para siempre imborrable en la mente de quienes estuvieron allí.

Era el 20 de junio de 2004. Play-off de ascenso en Lumezzane, el partido de ida en Manuzzi había terminado 1-1 y para ascender a la Serie B necesitaban una victoria en uno de los campos más difíciles de la categoría. Fue un domingo de sufrimiento, dentro y fuera del terreno de juego, con episodios que trascendieron la actualidad deportiva. Sin goles en el tiempo reglamentario, se necesita la prórroga y en el minuto cien Biserni marca para una ventaja que parece definitiva y que lleva a la Romaña al cielo. No pasa mucho, un puñado de minutos y Lumezzane iguala. La historia dice que los locales se entregaron a las provocaciones al pasar por delante del banquillo del Cesena. Así la reacción de la Juventus fue furiosa durante un minuto de locura ordinaria. De lo que no rehuye el hombre de Tolentino, Fabrizio Castori, una concentración de coraje y determinación, decidido a seguir su proverbial ojo de tigre. Y vuelan puñetazos, patadas, golpes prohibidos, escenas de kárate, Angelo Rea, recién liberado y afortunadamente sin zapatos, vuela hacia un oponente tendido en el suelo. En resumen, un caos. Sólo un minuto, pagado muy caro por Fabrizio Castori, sin duda uno de los técnicos más queridos en la historia de la Juventus, también por esas escenas del salvaje oeste que crearon un héroe. Los críticos nacionales no compartían la misma opinión y el buen Fabrizio fue “masacrado”. También acabó con el ascenso porque Marco Ambrogioni le abrió el camino a Cavalluccio con un cabezazo tras un córner en el minuto 112. A Castori se le impuso una sanción de 3 años, luego se redujo a 2 años y finalmente a 19 meses. ¿Pero quieres considerar la importancia de ese grito de guerra que cambió el destino de aquel partido frente a una descalificación, aunque escandalosamente larga?

Daniele Zandoli

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