A las 8.30 el tema italiano. “Buena suerte” a los graduados de secundaria del director general de la oficina escolar de Emilia-Romaña, Bruno Di Palma
Esta mañana más 1.100 estudiantes y alumnas en Cesena regresan a la escuela para enfrentar la prueba más temida de la juventud: el examen final.
Puntual a las 8.30 am con hoja folio, bolígrafo y diccionario en mano para el tema italiano cuyo tema se elige entre los elaborados por el Ministerio que se refieren a los campos artístico, literario, histórico, filosófico, científico, tecnológico, económico y social. Mañana es el turno de según la escritura sobre las disciplinas que caracterizan las distintas carreras: griego para los clásicos y matemáticas para las ciencias, economía empresarial para los institutos técnicos especializados en “Administración, finanzas y marketing” y topografía para el de “Construcción, medio ambiente y territorio”. Finalmente, el entrevista multidisciplinaria, cuyo objetivo es evaluar tanto la capacidad del candidato para captar las conexiones entre los conocimientos adquiridos como su perfil educativo, cultural y profesional. La Comisiones en el examen están compuestos por tres comisionados internos y externos, encabezados por un presidente externo. Una vez superada la emergencia vinculada al Covid-19, el examen volvió a la normalidad el año pasado.
Los graduados recibieron un “buena suerte” también por el director general de la oficina escolar de Emilia-Romaña, Bruno Di Palma. “Recordad que este es un momento de la vida, de vuestra vida, que tendrá muchas otras oportunidades y momentos importantes, así que no os dejéis abrumar por la ansiedad o la tensión – afirma -. Has pasado cinco años en la escuela secundaria, algunos de los cuales se caracterizaron por una pandemia global y sin precedentes, por guerras y conflictos que lamentablemente aún continúan, por un contexto internacional problemático, pero ten la seguridad de que tú, sí… solo tú, podrás levantar y dar confianza a este mundo, dándonos también a nosotros la alegría de veros satisfechos y felices.” Y concluye: “Y efectivamente, como él nos enseña Epicuro, “Nadie es demasiado joven ni demasiado viejo para el bienestar del alma”. Trabajar por aquello que puede “dar origen a la felicidad, porque si está presente lo tenemos todo, si falta lo hacemos todo para obtenerla”.