«Corre, Ercoli está aquí», el punto de inflexión en Salerno

Cuando la tarde del 27 de marzo de 1944 un hombre llamó a la puerta de la Federación Napolitana del PCI, todavía estaban en marcha la Segunda Guerra Mundial y la lucha de liberación contra el nazifascismo. Había toque de queda, los bombardeos alemanes de hacía unos días habían causado cientos de muertos en la ciudad e incluso la erupción del Vesubio generaba preocupación y miedo. En la sede del partido sólo quedaban tres hombres, entre ellos el futuro y querido alcalde de Nápoles, Maurizio Valenzi, que relataría el episodio en uno de sus célebres folletos. Fue el secretario Cacciapuoti quien fue a abrir la puerta. Y para dar a sus compañeros la inesperada noticia: “Corran, que está aquí Ercoli”.

HÉRCULES ERCOLES era el seudónimo con el que se conoció a Palmiro Togliatti, el líder de los comunistas italianos, durante los largos años que pasó en la clandestinidad y en la cima de la Comintern. Regresó a su tierra natal tras casi veinte años de exilio y tras un largo viaje en avión y en barco, pasando por Bakú, Teherán, El Cairo y Argel. La “bomba Ercoli” estaba a punto de estallar, como Pietro Nenni llamó el “punto de inflexión de Salerno”, que el líder comunista dio luz verde unos días después.

HAN PASADO ahora ochenta años desde marzo de 1944, y la Humanidad Futura. La Asociación para la historia y la memoria del PCI dedica a estos acontecimientos y a sus protagonistas una conferencia que se celebrará en Nápoles el sábado 25 de mayo, en la Cámara del Trabajo (vía Toledo 353), con la participación de Aldo Tortorella, Francesco Barbagallo, Luciano Canfora, Luciana Castellina, Gianluca Fiocco, Alexander Höbel, Massimo Villone, Francesca Chiarotto, Piero Di Siena, Eugenio Donise, Nino Ferraiuolo, Corrado Morgia y otros.

LA CONFERENCIA HABLA acertadamente por el título -Togliatti, el punto de inflexión de Salerno y las raíces de la República- de la importancia decisiva que tuvo la iniciativa política de Togliatti en el camino que conduciría a la nueva estructura del país de posguerra.
De hecho, ya el 1 de abril, en un discurso ante los dirigentes comunistas en el Teatro Modernissimo de Nápoles, Ercoli explicó que lo primero que había que hacer era liberar la península y derrotar al nazifascismo, con la ayuda de todas las fuerzas políticas disponibles. Por tanto, era necesario formar un gobierno de unidad nacional, en el que también participarían los comunistas. Sólo después de la victoria habría que afrontar el “problema institucional”, la elección entre república y monarquía y crear una nueva Carta. Como en realidad sucedió.

La propuesta de Togliatti causó sensación porque hasta ese momento tanto los comunistas italianos como los demás partidos de izquierda (socialistas y accionistas) estaban completamente en contra de pasar por alto, al menos momentáneamente, las graves responsabilidades de la monarquía durante los Veinte Años y aceptar el gobierno que Badoglio se había formado en nombre del rey. Sin embargo, las dificultades, sectarismos y conflictos fueron superados y comenzó el nuevo rumbo: la política había ganado y con ella la inteligencia política de aquel hombre que venía de Moscú -y estaba decidido a no regresar salvo ocasionalmente-.

NO DEBE SER OLVIDADODe hecho, Togliatti, procedente de la URSS (donde también había pasado por momentos difíciles, en el clima de veneno y sospecha típico del poder estalinista) tenía un conocimiento de la situación mundial que otros no tenían. Durante algún tiempo había intentado convencer a Stalin y Dimitrov de la conveniencia de que el PCI participara en el gobierno de Badoglio: una política sobre la cual los líderes del movimiento comunista internacional parecían indecisos durante mucho tiempo. Ercoli tuvo que “anguila” (para usar un término Gramsciano), también prepararse, con cautela, para diferentes escenarios.

Al final, sin embargo, la noche del 3 de marzo, Stalin le había dado luz verde: el gobierno de unidad nacional (con base en Salerno: de ahí el nombre de “punto de inflexión”) y la colaboración de los comunistas con Badoglio habían sido aceptado. Por tanto, fue Ercoli quien convenció a Stalin, y no al revés, como sostiene desde hace tiempo cierta historiografía hostil al PCI.

Con el “punto de inflexión de Salerno”, Togliatti provocó un cambio profundo en la política de los comunistas italianos, y también comenzó a cambiar su cultura, su forma de ser, sentando las bases de ese “nuevo” partido democrático y de masas, que desde A partir de entonces sería el protagonista de la Italia republicana incluso cuando, con la ruptura entre las potencias vencedoras, algunos años más tarde cesó también en Italia la colaboración entre los grandes partidos de masas antifascistas. Sin embargo, la Constitución nació de esta colaboración y todavía hoy representa un escudo que se intenta romper.

La conferencia del 25 de mayo.

En el 80 aniversario del “punto de inflexión de Salerno”, Humanidad Futura. La Asociación para la historia y la memoria del PCI organizará una conferencia el 25 de mayo sobre el tema «Togliatti, el punto de inflexión de Salerno y las raíces de la República» (de 9.30 a 17.30 horas, en Nápoles, en la Cámara del Trabajo de la CGIL, en vía Toledo 353). Entre los ponentes, Aldo Abenante, Francesco Barbagallo, Luciano Canfora, Luciana Castellina, Francesca Chiarotto, Piero Di Siena, Eugenio Donise, Nino Ferraiuolo, Gianluca Fiocco, Adriano Giannola, Alexander Höbel, Corrado Morgia, Aldo Tortorella, Lucia Valenzi, Massimo Villone.

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