Rebecca me dice que es física. Su madre le contagia la ley de la atracción. Te apetece explicarle que todo son tonterías pseudoespirituales, que el tema es simplemente una combinación de sentido común, psicología básica, con un toque de física cuántica y una buena dosis de paraculismo. La madre, nada. Rebecca, aún más molesta, como científica, rápidamente se dispuso a verificar el error de su madre. Sin embargo, lo que encontró es una regla del universo físico, a saber, la ley de la interferencia constructiva, según la cual, me explica, cuando dos frecuencias de igual longitud se encuentran, el tamaño de la frecuencia se duplica. Gracias a esto, puedes ganar o perder energía simplemente de la persona que te habla, de las personas que te rodean. Además, parece que lograron medir frecuencias individuales, y lo que realmente la sorprendió fue que la emisión más fuerte fue la de autenticidad, cuatro mil veces más poderosa que la del amor. La autenticidad es cuando lo que dices es verdad y lo crees profundamente. Querida Rebecca, que la gente puede darte o chuparte energía, yo también lo entendí sin demostraciones científicas. Esa autenticidad es tan poderosa, tan poderosa, bueno… me dice mucho de cómo diablos estamos hoy en día.
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