“Me encanta el fútbol y soy hincha del Milan” – por Vittorio Volpi

“Me encanta el fútbol y soy hincha del Milan” – por Vittorio Volpi
“Me encanta el fútbol y soy hincha del Milan” – por Vittorio Volpi

FÚTBOL – POLÍTICA – HISTORIA

Me encanta el fútbol y soy aficionado del Milán desde pequeño.

image Wiki commons – Altafini (¡con la camiseta de la Juventus!) intenta superar a Schnellinger (1972-73)

Cuando era niño no tenía dinero para ver los partidos de mi equipo, tenía un salario de repartidor de banco de 20 mil liras, al mediodía, para ahorrar dinero, comía con 200 liras en una lechería en las cinco calles del centro de Milán. El dueño, un aficionado del Inter, se burlaba de mí pero me quería; Yo era un chico educado y un día me hizo un gran regalo.

El 29 de junio de 1955, el Milán se habría enfrentado en el estadio de San Siro al gran Honved –invencible– de Budapest, capitaneado por un futbolista legendario: Ferenc Puskas, que será recordado no sólo por sus éxitos con el Real Madrid, sino también por sus su exilio tras la revuelta húngara contra el comunismo en la URSS; y el lechero me invitó a S. Siro.

Debo decir que el partido me atrajo no sólo por el Milán, sino también por sus jugadores legendarios. Desde Gunnar Nordahl hasta Schiaffino, uruguayo que con su gol en el Maracaná en 1950, contra Brasil, se proclamó campeón del mundo. Gianni Brera escribió de él que “vio dos pasajes antes que los demás”. Sabía leer el juego y tenía una técnica muy depurada.

Pero había otro motivo oculto; Habiendo perdido a mi padre en la guerra, fui criado por mi tío comunista, acosado y robado por los fascistas. Así que me intrigó un gran equipo, de un país detrás del telón que llevaba el símbolo de la hoz y el martillo en su camiseta, con el que simpatizaba.

El Milan ganó 3 a 2 con gol (¿fuera de juego?) de mi ídolo “Pepe” Schiaffino, con Nordahl, el histórico centrodelantero.

Al año siguiente, el 23 de octubre de 1956, estalló el levantamiento popular en Budapest, en una Hungría gobernada por el déspota estalinista Rakosi.

En Moscú, al ver que la avalancha de protestas crecía en millones, envió al ejército ruso a Hungría, 200.000 efectivos. Fue un acontecimiento trágico, 2.700 muertos y casi 250.000 heridos. Para muchos italianos estaba claro cómo eran las dictaduras rojas. Salvo algunos, como por ejemplo una figura “ilustre” como Giorgio Napolitano, que declaró: “la URSS evitó que se creara un foco de provocaciones en Europa y Hungría… la intervención no sólo defendía intereses militares y estratégicos, sino para salvar la paz en el mundo…”

Una persona normal, al menos en el 89 cuando cayó el muro (cuando era evidente el fracaso del socialismo real) habría tenido que abandonar la política por dignidad…, pero como hemos visto, no fue así. Nuestro “camarada” incluso llegó a ser Presidente de la República durante dos mandatos.

Por mi parte, si bien siempre me he mantenido cerca de mi equipo que lleva el nombre de mi ciudad, juré que nunca más simpatizaría con el comunismo o quien sea a favor de él, seguiría pensando libremente en mi vida. Por eso me llamó la atención la noticia que apareció recientemente en la prensa sobre un famoso futbolista chino que vive en España (¿exiliado?), un tal Hao Haidong.

Máximo goleador de la selección china de fútbol con un récord de 41 goles, ganó 5 títulos de liga con el Dalian Shide y posteriormente jugó en el Sheffield United (2005-2007). Es una leyenda del fútbol chino. Ahora tiene 50 años, vive en Barcelona y sus recuerdos del fútbol son lejanos, pero aprovechando su popularidad se ha opuesto al Partido Comunista Chino (PCC), obviamente sus escritos en la web china quedan inmediatamente oscurecidos.

Cuando vivió en Inglaterra se le consideraba muy particular, no era nada empático, no firmaba autógrafos. Recientemente publicó un manifiesto en YouTube para promover una estructura diferente para el PCC. No el “totalitarismo de los comunistas chinos” (causa de atrocidades contra la humanidad…), sino un Estado federal y dice mucho del Partido que “ha pisoteado la democracia y violado leyes y acuerdos (¿Hong Kong?)”.

También comenta sobre el fútbol en China “no son los jugadores los que arruinan el fútbol, ​​sino los presidentes y los burócratas…”.

Valdría la pena discutir sus críticas si no fuera porque parecen estar guiadas por el ojo mágico del soberanismo, encabezado ideológicamente por Steve Bannon. Dicho esto, me parece correcto y loable que un futbolista no utilice su cerebro sólo para patear el balón, esperando no caer en la trampa de pasar de una ideología a otra.

Por lo tanto, sigo apreciando la memoria de los jugadores húngaros del Honved que se vieron obligados a exiliarse, pero también de aquellos como George Weah, Gianni Rivera, Romario o, en cualquier caso, grandes deportistas como Kakha Kaladze, Vitali Klycko y otros que demostraron que se puede ser un ídolo en el mundo del deporte, pero al mismo tiempo también un buen ciudadano que hace política por su país.

Vittorio Volpi

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