Giovanni Bonaffini, inolvidable e icónico sinónimo de dos ruedas para Caltanissetta, falleció a la edad de 81 años. Un hombre que escribió directa e indirectamente la historia de Nisse en el ámbito del motociclismo.
Comenzó a trabajar en Piaggio desde muy joven, cuando estaba ubicada en via Palmintelli. El sentido del deber se combinó con una pasión y un enorme talento que lo llevaron a principios de los años 60 a abrir su primer taller en via Traversa Elena.
Italia, en los años 70, se vio “abrumada” por la llegada de las motos japonesas y enseguida se especializó, con la vista puesta en Kawasaki. Luego el traslado a via Verga, donde permaneció, ampliando su estructura, mucho más allá de mediados de los años 1990.
Su amor también es directo. Sus actuaciones con su Vespa G son legendarias. En las yincanas que se organizaban en la zona de Nisse: en un año consiguió ganar todas las competiciones; el caballo Ferrari (otro gran amor suyo) impreso en el casco es simbólico.
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Fue inolvidable el premio obtenido en la Eurovespa 1963, en la distancia más larga, cuando en junio de ese año se dirigió a Cortina d’Ampezzo partiendo de Caltanissetta.
Su toque a la hora de preparar las motos para las carreras es de valor similar. Generaciones de Nisseni han tenido el honor de confiar sus “criaturas” a Bonaffini.
Pero más allá de las motos, había un hombre de mucho valor, de una gran sensibilidad: un señor de otra época.
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Un recuerdo conmovedor y sincero lo traza su gran amigo Vincenzo Cosentino, protagonista indiscutible y conocedor de la historia de las dos ruedas en Nisse: “Un buen hombre, me honra su amistad. De haber vivido con él y para él el mundo de las motos, un mundo aparte. Me transmitió su enorme conocimiento y experiencia, casi como un hijo. Siempre leía el periódico, se podía hablar de cualquier cosa con él. Recuerdo mi segundo puesto en Favara con una Kawasaki preparada por él, su felicidad; Otros habían intentado lo mismo antes pero sin brillar. Podría contar cientos de anécdotas relacionadas con nosotros. Amaba increíblemente a su familia, a sus 4 hijas, a su madre y a la hermana que cuidaba. Su familia lo era todo para él y era prioridad no dejar que se perdiera nada. Moderado, nunca más de lo que puedas masticar. – añade con la voz quebrada por la emoción – Me cuesta decir algo más, tengo un gran dolor en el corazón”..