Luto en el mundo de la cultura por el fallecimiento a los 75 años del profesor Stefano Zamponi, presidente honorario del Instituto Boccaccio y académico de muy alto perfil. Zampioni se ha ocupado de la historia de la escritura latina entendida como la historia del funcionamiento y transformación de los sistemas gráficos, con especial atención a los períodos gótico y humanístico, tocando puntos cruciales para el reconocimiento de hechos gráfica e históricamente significativos.
Zamponi estudió importantes personalidades de copistas e intelectuales (Petrarca, Boccaccio, Iacopo Angeli, Fonzio). También fue presidente del Comité Internacional de Paléographie Latine de 2005 a 2015, desde 2010. Zamponi, profesor emérito de paleografía latina en la Universidad de Florencia. El alcalde Alessandro Tomasi y el consejo municipal supieron con dolor la noticia de la repentina muerte del profesor, un intelectual pistoiano muy refinado, dueño de una cultura nunca libresca y siempre atento a la discusión crítica y al punto de vista de los jóvenes. Se le encontraba frecuentemente en la Sala de Manuscritos de la Forteguerriana – recuerda una nota -, a pocos pasos de los papeles de “su” Sozomeno, enfrascado en nuevas investigaciones que – había anunciado a los bibliotecarios – durarían todo el verano. Durante su intensa carrera, Zamponi ha centrado sus estudios en los temas de la escritura y el libro en la Edad Media, coordinando numerosos proyectos de censo de manuscritos italianos y ocupando importantes cargos científicos a nivel internacional en el campo de la paleografía latina. Como director del Archivo Capitular de Pistoia, supo combinar su valiosa sabiduría con una clara atención a la innovación tecnológica, poniendo a disposición de los estudiosos la versión digital de documentos de archivo antiguos muchos años antes de las grandes campañas de digitalización.
Su currículum académico lo llevó durante años también a ser presidente del Instituto Giovanni Boccaccio de Certaldo, donde ejerció una importante función docente hacia los jóvenes académicos. Pero, más allá de sus eternos méritos científicos, “hoy la ciudad de Pistoia recuerda a Stefano Zamponi por su profunda humanidad, su actitud siempre educada, su bondad natural, que lo convirtió ante todo en una hermosa persona”.
