La Iglesia de Carpi expresa su total cercanía y solidaridad a los trabajadores de Mozarc Bellco y sus familias, afectados en los últimos días por el anuncio de la empresa de cerrar la actividad de los departamentos de producción que emplean a unos 300 empleados.
“Somos conscientes de la dinámica global – afirma Nicola Marino, responsable de la pastoral social y laboral de la diócesis de Carpi – a la que está sometido el mercado, pero no renunciamos a reiterar los principios éticos que deben guiar las decisiones de los tomadores de decisiones económicas y políticas. La protección laboral debe anteponerse a otras lógicas; la competitividad no se puede perseguir a toda costa, en detrimento de un ‘buen’ trabajo como el que han manifestado los trabajadores de Mozarc Bellco durante todos estos años, compuesto de profesionalidad, calidad e innovación. Confiamos, también gracias a la movilización de todas las instituciones, en que la propiedad abra espacios de negociación con las organizaciones sindicales y evalúe vías para el relanzamiento de la planta de producción de Mirandola, para renovar el impulso que ya después de la terremoto había permitido el renacimiento del sector biomédico y con él el desarrollo económico y social de todo el territorio”.
