¿Los Apeninos? Estoy en…Fiesta de Lunigiana a Basílicata

El libro del nunzio Festa pomaricano nos llegó hace unos días y, tras su presentación en Matera, en la sala Laura Battista de la biblioteca “Tommaso Stigliani”. Lo leemos a plazos, tiempo y tirano, tras degustar una nota oficial publicada el pasado mes de abril https://giornalemio.it/eventi/a-matera-transiti-alla-scoperta-dei-margini-tra -lunigiana-and-basilicata- con-nunzio-festa/. Y leerlo sería bueno para aquellos que balbucean, en vano por supuesto, sobre sostenibilidad, turismo de arraigo, identidad territorial, defensa del suelo, despoblación y recorte de servicios… Por supuesto, si se hicieran algunas cosas, pero buenas y Con el tiempo, los Apeninos – columna vertebral del Bel Paese, que se mueve sinuosamente bajo la presión de la inestabilidad hidrogeológica, remodelando laderas, montículos y caminos de ovejas – resolverían muchos problemas de “urbanización forzada”. ¿Están explotando las ciudades? Los Apeninos son la solución, quizás encontrándose con la comunidad de los Elfos de Pistoia, los caminos miguelangelescos de los Alpes Apuanos entre canteras de mármol, canteros y paisajes impresionantes atravesados ​​por el ferrocarril del mármol para pasar, a pie, al Camino de San Francisco desde Rimini al Monte de La Verna, inaugurado en 2013 por la asociación riminense L’Umana Dimora. Y de aquí a los “Caminos” de la tierra de Basílicata, después de recorrer los de la cercana Campania, hasta llegar a la zona de Calanchi, para descubrir el viejo Alianello abandonado a la reconquista de la naturaleza y al paso de rebaños y vacas podolianas. Ya son las mansas y poderosas vacas de los Apeninos meridionales, emparentadas con las “chianine” tosco-emilianas, que forman parte de los ritos arbóreos y que hacen las delicias de los gourmets.

Y gente tan simpática y “capatoste” como se dice en nuestra zona, como el “filósofo de la comida” Federico Valicenti, sólo puede ser el emblema de una humanidad que ama nuestra tierra y que sufre al presenciar tantas insensibilidades, mediocridades y falta de previsión en no ver más allá de las narices. Sin embargo, no hace falta mucho. En la larga entrevista, Federico repite que está enfermo de “Lucanitè”. Cómo ignorarlo: en la mesa o en el bosque de los Apeninos, la naturaleza tiene un sabor refinado. No lo creas. Intenta viajar por todas partes… y querrás volver. En cuanto a Nunzio Festa, lo encontrarás entre Pomarico y Lunigiana.

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