Entusiasmo en Rávena por Riccardo Muti y la Filarmónica de Viena – Última hora

Entusiasmo en Rávena por Riccardo Muti y la Filarmónica de Viena – Última hora
Entusiasmo en Rávena por Riccardo Muti y la Filarmónica de Viena – Última hora

Casi 4.000 personas acogieron anoche con extraordinario entusiasmo el concierto de Riccardo Muti en el podio de la famosa Filarmónica de Viena con motivo de la inauguración del 34º Festival de Rávena en una Pala De André que registró la mayor participación de la historia del evento.

Además, la popularidad del programa elegido, Sinfonía N.

35 de Mozart y el n.° 9 de Schubert, máxima expresión del clasicismo vienés y siempre caballos de batalla tanto de la orquesta como del maestro napolitano, lograron que las entradas para el concierto se agotaran inmediatamente después del inicio de las preventas. Es fácil predecir que las representaciones de esta tarde en el Teatro del Maggio de Florencia y mañana en el Petruzzelli de Bari irán también en la misma dirección.

La colaboración entre Riccardo Muti y la Filarmónica de Viena ya supera el medio siglo de asociación, que comenzó en 1971 con el Festival de Salzburgo y luego se intensificó progresivamente con óperas, conciertos y maratones televisados ​​de Nochevieja (que se repetirán también en 2025): y por tanto una comprensión ya natural que lleva al maestro a un gesto cada vez más mesurado y elegante, ligero, por no hablar de las numerosas veces en las que baja los brazos y deja que la orquesta se vaya sola, como una especie de ala delta que se deja llevar. ser transportado desde el aire.

El sonido de la legendaria orquesta vienesa es siempre compacto, esmaltado con pintura brillante y preciosa, de esa naturaleza impecable que no conoce borrones y, de hecho, realza la solemnidad de la sinfonía en do menor de Schubert “La Grande”, así como la elegante pureza. de las notas mozartianas del “Haffner”. Naturalmente, Muti siempre tiene la situación en sus manos y su gesto se vuelve a veces incisivo, enérgico, autoritario, pero siempre con una sonrisa y cariño hacia quienes ahora son “sus instrumentistas preferidos”.

Pocas veces, como en ésta, un director se ha identificado (pese a no haber sido nunca director musical, cargo no contemplado por los Wiener) de forma tan simbiótica con una orquesta y viceversa. “Después de una sinfonía como la Grande – dijo al final Riccardo Muti, nunca tan parco en sus palabras hacia su público – no haría falta nada más. Pero la Filarmónica de Viena ama la ciudad de Rávena, su patria italiana, y por eso hemos decidido para tocar Kaiser-Walzer de Johann Strauss”, trece minutos de música maravillosa y alegre que entusiasmó aún más a los espectadores. Otro concierto dentro del concierto.

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