Es la gran noche del derbi. Entusiasmo por el partido contra el Parma. Se intenta hacer tropezar a los líderes.

Es la gran noche del derbi. Entusiasmo por el partido contra el Parma. Se intenta hacer tropezar a los líderes.
Es la gran noche del derbi. Entusiasmo por el partido contra el Parma. Se intenta hacer tropezar a los líderes.

Sin quitar nada al partido de Secchia que selló la salvación matemática de Reggiana, el partido de esta noche es el derbi de los derbis: el partido más popular en ambas orillas del río Enza. Una rivalidad que esta noche se sublima en el terreno de juego, pero que hunde sus raíces en las tradiciones populares y también en la manera de interpretar las mismas cosas de manera diferente. Para entenderlo basta sentarse a la mesa: lo que para nosotros es ‘bola de masa frita’ para ellos se convierte en ‘pastel’. Mismos ingredientes, mismo sabor, pero ¿lo quieres decir cuando se lo cuentas a tu amigo de Milán que asistió a ‘Bocconi’? Si dice “pastel”, el interlocutor prepara las papilas gustativas para un viaje más allá de los límites de la imaginación. Sin embargo, si dices “bola de masa”, la preparas para la realidad. Es decir, a las 20.30 horas se retransmitirán dos mundos diferentes e históricamente irreconciliables. Y no importa si esto no cuenta para nada en la clasificación: están en juego semanas, o más bien meses, de burlas con el compañero de trabajo. A efectos estadísticos, en realidad, si uno de sus equipos ganara, se rompería un equilibrio que dura desde hace años en la liga: actualmente tenemos 26 victorias para la Reggiana y la misma cifra para el Parma, con 27 empates. Por lo tanto, el desafío número ochenta puede inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro. Los Crociati llegan allí con la moral alta después de haber conseguido el ascenso a la Serie A con una marcha imparable, mientras que la Reggiana ha hecho en gran medida lo suyo, salvándose temprano e incluso pensando en los playoffs. Durante 90 minutos, sin embargo, toda esta charla dará paso a un duelo al que asistirán 15.000 personas (récord estacional para el ‘Giglio’). Las dudas de la víspera están ligadas al estado de Bardi (aún no está en su mejor momento, Satalino está calentando) y a los sustitutos de los sancionados Rozzio y Gondo. El puesto de capitán lo debería ocupar la Romaña, mientras que en el ataque hay que elegir entre Pettinari, Varela o el sorprendente Vido.

En Parma, sin embargo, Chichizola descansará y estará Corvi, mientras que por lo demás jugarán los titulares más ‘clásicos’ (probablemente) con los jóvenes talentos Circati, Bernabè y Bonny liderando la defensa, el centro del campo y el ataque respectivamente. Más allá de los nombres, lo que contará sobre todo es la determinación de los intérpretes. Rubinacci, en el banquillo en sustitución del sancionado Nesta, dio en el clavo cuando habló de “pasión”. El que guía a la afición y que también tendrá que impregnar los pulmones de los jugadores granatas, algunos de los cuales, como Marcandalli y Bianco, están en el paso de despedida hacia un futuro cada vez más brillante. Sería importante cerrar la temporada con una velada de celebración, esperando que nunca vayamos más allá del sano provincianismo y las burlas. Desde Parma habrá dos mil acreditados en el estadio, con la esperanza de que no haya temerarios ni locos que crucen el Enza para causar daño y causar. No vale la pena arruinarte la vida por un trozo de bola de masa frita.

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