El Jardín Cubista de Pesaro, entre elogios y críticas, nace una expresión contemporánea del arte topiario

por Roberto Malini

En el corazón de Pesaro, cerca de la Sfera Grande de Arnaldo Pomodoro, nace un nuevo escenario que fascina a ciudadanos y turistas, pero también suscita un acalorado debate sobre su posición entre la escultura que es uno de los símbolos de la ciudad y el paseo marítimo.

Se trata de los nuevos parterres de Piazzale della Libertà. Estos espacios verdes, diseñados por los jardineros de Aspes siguiendo las líneas del arte topiario, transforman el entorno circundante en una bioinstalación, donde las geometrías abstractas encajan en un lugar querido por los habitantes de Pesaro.

El arte topiario, también conocido por la expresión latina “ars topiaria”, es una forma de jardinería artística que tiene orígenes antiguos, remontándose a la época de la antigua Roma. Sin embargo, en Pesaro, esta práctica milenaria se renueva en un contexto contemporáneo, dando vida a un jardín cubista que representa algo nuevo para los ciudadanos.

Los parterres de Piazzale della Libertà se caracterizan por formas geométricas esenciales y atrevidas al mismo tiempo, obtenidas gracias al hábil uso de plantas trepadoras. Con la ayuda de soportes de diversas formas (conos, esferas, paralelepípedos y espirales) las plantas trepan de forma natural, adoptando contornos y líneas que desafían la concepción tradicional del césped o jardín.

Así, el “jardín cubista” de Pesaro llama la atención no sólo por su atractivo visual, sino también por sus raíces tradicionales, que forman parte de la historia del diseño de jardines en Italia. En la antigua Roma, esta forma de jardinería creativa alcanzó su apogeo durante la época Flavia, por ejemplo en el Templum Pacis, construido durante el reinado de Vespasiano.

En los parterres de Pesaro, el uso de árboles de hoja perenne de crecimiento limitado crea un ambiente esencial y singular, donde los tonos verdes de las plantas pronto se mezclarán con los colores de las gravas que se colocarán alrededor de las trepadoras. El resultado esperado es una obra tridimensional con un impacto “cubista” que ya, a punto de finalizar, invita a los espectadores a reflexionar sobre la relación entre forma y naturaleza, pasado y presente.

En una era en la que las ciudades avanzan hacia una presencia cada vez más consistente de plantas, incluso en lugares históricos, el jardín cubista de Pesaro se destaca por las formas en que el arte reconocido puede dialogar armoniosamente con las soluciones artísticas del jardín, creando espacios únicos y evocadores que, aunque controvertidos, pretenden transmitir emociones a quienes los observan.

Prensa

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