No hay tiempo para lamentarse, la Champions hay que ganarla en Bérgamo sin tener que pedir favores al Atalanta

No hay tiempo para lamentarse, la Champions hay que ganarla en Bérgamo sin tener que pedir favores al Atalanta
No hay tiempo para lamentarse, la Champions hay que ganarla en Bérgamo sin tener que pedir favores al Atalanta

Las lágrimas que Paredes apenas reprime al final del partido ante los micrófonos, intentando explicar por qué la Roma no alcanzó la final de la Europa League, representan a la mayoría de los aficionados giallorossi. El “never ‘na joy” que se ha repetido cíclicamente a lo largo de la historia del club regresa al BayArena. Una burla diferente a la de Budapest hace un año, una burla que recuerda mucho a la de Roma-Eslavia Praga en el 96.

El partido es un partido que tiene poco contenido técnico-táctico, Es un partido donde el aspecto mental marcó la diferencia.. He aquí una Roma arrinconada, pero que se mantiene en pie gracias a las paradas de Svilar, en una ocasión casi casual, Azmoun consigue el penalti, transformado por paredes, que pone todo patas arriba. Allí la Roma, preparada para el golpe de gracia, el Bayer en el córner, salvado por el doble pitido. Todo parece ir bien, la inercia del partido está completamente del lado de los Giallorossi y una tonta mano de Hlozek permite al equipo de la RDA ponerse 0-2. Entonces pasa lo que pasa, algo que es increíble y Svilaruno de los mejores del campo, sale vacío, el balón le pasa por las manos y golpea Zurdo (otro de los mejores) que se mete un gol en propia meta. El juego termina aquí.

La temporada de la Roma no acaba aquí, porque no hay tiempo para lamentarse y en Bérgamo necesitamos ganar la Champions, sin tener que pedirle nada a nadie., teniendo que esperar que Atalanta gane la Europa League. Queda el arrepentimiento, pero también las emociones que la Roma supo transmitirnos.

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